viernes, 4 de enero de 2008

00.- Aclaración al lector.

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II.‑ EL MADROÑAL. CONFIDENCIAS DE UNAS NOVIAS.

Nota del autor al comenzar este Capítulo.

A veces faltan “entradas” y otras no están completa.
No ha dado tiempo a corregir ni la ortografía ni la gramática. Espero la ayuda del lector.
¿Por qué lo he lanzado a la red así?
Dice Pablo: “Charitas Chriti urge nos”. El amor a Cristo nos urge, nos impacienta, nos quema. Dejar pasar un día, una hora, un segundo, pensando que “alguien” por medio del Espíritu, a quién le presté mis manos pero puso estas palabras en mi pluma, tardarían en llegarles al corazón que quema en mis dedos. Pero con humildad he pensado que a lo mejor el Señor quiere construir “su casa” si me afano como obrero, sabiendo que todo don es suyo. Perdóneme quién me lea y piense que quizás dentro de poco se rellenarán los huecos. Gracias por la paciencia y comprensión.
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lunes, 16 de julio de 2007

01.- "Excursión a La Aldea. Feliz en el amor"

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01.- "En el rescoldo cálido de mi corazón"

EL AMOR NO ES:
01.- UN SENTIMIENTO.

Mi Diario a veintisiete de junio de 2003.-Viernes.
El amor no es un sentimiento agradable aunque le acompañe casi siempre. “Excursión a La Aldea.”
Feliz en el amor. ¿El amor es un sentimiento?

Hoy antes de dormirme quisiera, amado diario, confiarte lo feliz que me hace José Carlos. Hemos cogido el coche y los dos solos nos hemos ido casi sin rumbo por las carreteras de Las Cumbres.
Habíamos ido a bañarnos en La Aldea, hermosísima playa, toda al fondo de piedras, y para volver cogimos “un camino de cabras” que termina en Tejeda. Nunca pensé que la Isla tuviera lugares tan hermosos. Los reflejos del sol al atardecer iluminando los altos farallones mientras ya casi anochecían en la empinadísima y tortuosa cuesta. ¡Qué paisaje tan impresionante! ¡Qué montes cortados a pico en doscientos o trescientos metros llenos de recovecos y picachos menores! ¡Qué caída sobre el profundo y estrecho valle, retorcido, angosto, casi cerrándose en sí mismo! En un recodo sobre una pequeña presa, donde se agrandaba un poco la carretera, a veces asfaltada, a veces de piedras y tierra, como una mala e infame pista, rota por la erosión y las lluvias, nos paramos para hacer una pausa y estirar un poco las piernas.
¡Las largas y flacas piernas de José Carlos y mis hermosas y redondeadas pantorrillas!
Cogidos de la mano caminamos un trozo del camino cuesta arriba, para que luego fuera más fácil el bajarlo, hasta llegar a un peñasco que sobresalía sobre el profundo valle, daba miedo, cortado a pico, y allí sentarnos uno muy junto al otro.
Sentí el calor de su mano, la suave presión del “te quiero”, “te quiero”, “te quiero”, tres veces como siempre, y dejé caer mi cabeza sobre su hombro, tranquila, feliz, llena.
Sí, llena de su amor, de su cariño, de su ternura.
No sé si soy muy omántica pero sentí una ola de mi cariño, mi amor y mi ternura por él que me subía por todo el cuerpo. Y dice Carlos que el amor no es un sentimiento. Y mi cuerpo, mi alma y toda mi sensibilidad se encendieron, se incendió en afecto. No, no era la pasión carnal ni la atracción sexual que otras veces ha nacido en mis entrañas cuando hemos estado muy acaramelados, no. Era sensualidad sensible, limpia y confortable, instalada en todas las partículas de mi piel. Sentía, sentía mi amor a él, a mi José Carlos, con una dulzura inefable y un calor ardiente. Mi amor sí es un puro sentimiento. Un sentimiento casi de intensidad infinita. Que me llena el corazón y me produce una alegría tranquila y sosegada. Sí, Carlos, es un sentimiento.
¡Cómo deseo que pasen estos tres meses para decirle “sí, quiero” y compartir las veinticuatro horas con él! Juntos. Juntos. Muy juntos.
Es viernes y quisiéramos ir a El Madroñal mañana, antes de las siete para oír la Misa de Don Matías y ver a las parejas que vayan. Nos apetece un montón. Un beso querido diario. Mil besos para José Carlos. ¡Buenas noches, amor!
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02.- "Yo sí siento tu amor"

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EL AMOR NO ES:
01.-UN SENTIMIENTO.

Mi Diario. Reunión del ventiocho de junio de 2003. Sábado.

Se forma el grupo.

Reunión de Grupo:
Ayer sábado, escribo hoy domingo, antes de salir con José Carlos, después de la Misa en El Madroñal con Don Matías, nos reunimos un rato con Carlos. Hoy vino también su encantadora mujer, Elena, y se reunió con nosotros. Estábamos Mónica y Francisco Javier, Isabela y Juan Carlos, Magdalena y Pedro, que aunque no hicieron el Cursillo con nosotros desde que los invitó Carlos a esta Misa no se pierden ni una, Chiara y Giorgio, que se casaron el año pasado, en diciembre, pero que no había hecho el cursillo y lo hicieron con nosotros y José Carlos y yo. No vinieron Tomás y María porque tiene la boda en puertas.
Yo salté en cuanto pude. ¡Cómo que el amor no es un sentimiento! ¡Claro que sí! Y conté, muy someramente, y sin detalles, claro está, nuestra excursión a La Aldea y los maravillosos momentos vividos en “nuestra roca”.
Queríamos hablar todos y defender todos nuestros puntos de vista. Carlos nos dejó hablar y hablar. Por fin, Chiara sacó de su bolso una carta y nos pidió que escucháramos lo que ella le escribió a Carlos, ante esa misma duda y la respuesta de él.
Guarda la carta como oro en paño. La ha leído cientos de veces. Se hizo tal silencio al escucharla que parecía que estábamos en oración. Se volvió abrir la polémica pero ya había una idea madre sobre el amor bien clara.
El amor no es un sentimiento. Puede vivirse y se vive de hecho muchas veces muy fuerte sin “sentirse”. Pero está ahí, en la voluntad, en la entrega de toda la persona, que persiste y persiste en su afán de amar.
Con todo y esta es la más maravillosa maravilla que debemos “los enamorados” agradecer inmensamente a nuestro Dios, a nuestro Padre y Creador, el sentimiento, el sentir el amor, el que llegue y empape nuestra sensibilidad es un regalo del Señor, que así nos hizo.
El amor no es un sentimiento, pero un sentimiento placentero le acompaña casi siempre.
Es su compañero natural.
Aquí Mónica, siempre tan encantadora y modosita, pero realista y eficaz, (será que el huerto y la agricultura, el contacto con la naturaleza, casi de continuo, le abre el corazón) nos invitó a formar “un grupo.” Un grupo de oración, de estudio o reflexión sobre temas matrimoniales, de fe o de educación, de amistad y hasta de diversión Los que estábamos, los diez, aceptamos todos. Mónica ya había hablado el tema con María y Tomás que habían aceptado encantados. Carlos dijo de acuerdo, que haríamos una prueba a ver cómo nos iba, pero sin compromiso que nos atara. Cada semanas o cada dos semanas, según conviniera, tras la Misa, haríamos una reunión algo más larga donde hicimos el cursillo, para dialogar, charlar, rezar, y hasta reír y cantar.
Vamos a ir profundizando los temas del cursillo, un poco sin orden, el que más nos preocupe en cada momento y terminaremos con una lectura del Evangelio ad doc, un canto o una oración siempre compartida. Nos apetece y creo que será bueno para el rodar de nuestras parejas, tanto porque echaremos fuera muchas cosas y temas que sino se quedan sin hablar como porque al ser varias parejas compartiremos opiniones y puntos de vistas nuevos y diversos.
Un beso, querido Diario. Mil para ti, José Carlos. Buenas noches amor. Buenas noches Amor. Ana.
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03.- "No siento nada por él. Mi amor está muerto"

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EL AMOR NO ES:
01.- UN SENTIMIENTO:

Mi Diario ventinueve de junio de 2003. Domingo.

Voy a copiar la Carta de Chiara a Carlos que le supliqué me dejara tras la reunión de ayer sábado, con la promesa de devolvérsela el próximo día en Misa. Con una amabilidad y confianza que de todo corazón le agradezco me dejó este maravilloso tesoro de su intimidad y de su corazón.
Dice así:
Carta:
De Chiara para Carlos a 15 de abril de 2003.
“No siento nada por él. Mi amor está muerto.”
La monotonía y la rutina en la vida de pareja.

Después de vivir juntos casi un año llevamos un mes y pico sin hablarnos casi, dónde dejaste la pasta de dientes, te acordaste de traer el pan y la leche, llamó tu madre, ¿Qué quería? No se, llamará luego, levantarse, ducharnos, me dejas ya el baño, desayunar, acuérdate de comprar los yogur para cenar, correr a coger el coche, me lo dejó vacío o tendrá gasolina, para ir al trabajo, problemas con el arquitecto, no quiere “ahora” esa barandilla para la escalera, cuando la diseñó él, resolverlos, mire que cuando nos podemos ver que necesito reestructurar todas las escaleras de los duplex , comer deprisa, no Juan sírveme el pescado a la plancha y solo con un poco de ensalada, no le pongas patatas fritas, vuelta a la rueda, el teléfono, los planos y los alzados ya, horas extras sin cobrar pero hay que entregar el proyecto a tiempo y sin penalización, volver a casa cansada, algo cabreada, ver algo la tele tirada en el sillón de los cojines, picar algo para cenar, una tortilla francesa y un yogur frutas del bosque, con trocitos, desnatado, vitalizado, desengordante, mis pantorrillas, mi culo, sí, mi culo y tantas horas sentada, lavarse los dientes e irse rendida a la cama para quedarse dormida por agotamiento más que por sueño.
Y así día tras día. Semana tras semana. Los sábados para dormir y para hacer el carrito de la semana y los domingos para ir al Sur, él a hacer Surf y yo para quedarme como un lagarto al sol a ver si se me ponen los pechos un poco negritos y no se notan tan blancos con el gran escote del traje rojo.
Hoy cando me acostaba, él lo había hecho ya, he mirado para mis adentros, he mirado a Giorgio, y seca como un palo en el desierto me he dicho: “no siento nada, pero que nada, por él” De verdad, Carlos, he sentido vértigos. Rutina, sequedad, vacío, insensibilidad, darme todo igual, falta de entusiasmo, en resumen: amor muerto.
No enfermizo, no moribundo, no un pabilo que aún humea, no. Apagado, seco, árido, muerto.
¿Qué me ha pasado, Dios mío?
¿Qué nos está pasando, a dónde hemos ido a parar, a dónde hemos llegado?
¿Dónde están nuestros sentimientos? ¿Dónde están esa sensación placentera, ese corazón desbordado de alegría y tranquilidad cuando estábamos sentados en un banco de la Plaza de Las Flores en Roma, las escalinatas de la Plaza de España o paseábamos por los jardines del Vaticano cogidos de la mano? ¿Dónde estás corazón, a dónde has huido y por qué?
Por favor, Carlos, ayúdanos. Yo quiero salvar nuestro matrimonio. Tu sabes bien, porque nos confiamos plenamente a ti, cómo nos queríamos, con que ilusión planeamos todo para nuestra boda, cómo soñábamos en el día que pudiéramos vivir por fin juntos para siempre y no juntos de “realquilado”, como dice él, refiriéndose a los meses de Roma antes de casarnos.
Un abrazo fuerte, fuerte y espero ansiosa tus noticias, Chiara.

Voy a remachar en mayúsculas grandes antes y después de cada tema la idea fundamental para que me quede como un lema o slogan muy clarito y resumido a fin de que nunca lo olvide cuando mi corazón lo necesite.

CONCLUSION DEL TEMA:
EL AMOR NO ES UN SENTIMIENTO, PERO UN SENTIMIENTO PLACENTERO LE ACOMPAÑA CASI SIEMPRE.
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04.- "Testimonio de fe del incrédulo Tomás"

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Mi Diario a seis de julio de 2003.
BODA de María y Tomás. Cinco de julio de 2003.

La Boda de María y Tomás fue la celebración, el regusto, el disfrute a tope de la Fe. Se nos hizo a todos presente Jesús, y casi palpábamos su encuentro con María y Tomás.
Nunca había yo sentido tan viva mi fe. Estábamos emocionados pues Tomás, el incrédulo, “no seas incrédulo sino fiel”, realmente metió durante la ceremonia su mano en el costado de Cristo y nos dejó a todos tiritando y nadando en lo sobrenatural.
Con qué humildad pidió perdón a Dios, su Padre, por haberle abandonado y cómo se hizo de pequeño y chico ante El, por su orgullo pasado de hombre “sin necesidad de Dios”, para que Jesús creciera y creciera en la revelación palpable de su amor por los hombres y por su Iglesia.
Señor, le dijo y nos dijo, al comenzar la Misa, yo te tuve en mi casa durante mi infancia y tú habitabas feliz en ella. Yo entré en la tuya, “ven y verás donde habita”, y tú me recibiste, me acogiste, me amaste y me mimaste como si fuera Juan, tu discípulo amado. Yo dejé tu rebaño, saliendo por la puerta del aprisco que tú siempre, para respetar mi libertad sin límites, respeto nacido del amor, dejabas abierta.
Me egolatré, me creí autosuficiente, me construí mis becerros de oro, en el triunfo, en el dinero, la profesionalidad y la vida. Me monté sobre el dólar y el bienestar, el exprimir la vida y las sensaciones, todas, desde el sentirme “adorado” y “envidiado”, a amado, querido y mimado.
Y tú, con paciencia infinita, con amor inconmensurable, con esperanzas entrañables, me tendías la mano una y otra vez para que yo agarrara la tuya.
Y un día, sin quizás, porque María, tu madre y María, mi novia, que tanto cree en ti y te ama, te volviste a cruzar conmigo y al bajarte de la carroza del Rey, recuerdo cada palabra de la parábola que nos contaron en cursillo el día del Sacramento, mientras yo estaba en el barro y me creía en lo alto de un hermoso alazán, me tiraste del caballo.
Sí, es verdad. Dios se cruza muy fuertemente dos, tres o más veces en el camino de nuestra vida. Se hace el encontradizo con nosotros y nos llama por nuestro nombre.
“Tomás, Tomás, ¿por qué me abandonas? ¿Por qué me olvidas? ¿Porqué en vez de seguirme en el camino del amor me persigues en el camino de la soberbia, el orgullo, la presunción, el engreimiento, el endiosamiento, la altivez y la petulancia, creyéndote autosuficiente y baladronándote de tu inteligencia y valía?
Aquí estoy, ya sé, que en el barro. ¿Quién ante Ti, mi Dios, Creador y Señor del Universo, no es más que un indigente pordiosero y miserable mendigo?
He de confesar ante todos vosotros y confieso, con corazón sincero y alma limpia, que aunque mi inteligencia se negaba a admitirlo, mi razón me hacía aceptar a Dios como mi Padre y a Jesús como el todo de mi vida.
Aquella tarde de la fe en el Cursillo te cruzaste conmigo con tal fuerza, me tendiste tu mano con tanto ahínco y tanto estirar tu brazo hacia la mía, tus dedos anhelantes de tocar la punta de los míos, que dejaste mi corazón descolocado, mi alma en vaivenes y mi razón en el balancín de la cuerda floja.
Se resistía todo mi entendimiento con argumentos y razones pero sin razón.
Ya te dije que dormí mal, soñé que me iba a pique en el mar de la vida y que gritaba desaforadamente “sálvanos que perecemos”. Apareciste tú en medio de las aguas procelosas y heladas de mi vida y me tendiste, como lo habías hecho ya aquella tarde, tu mano hacia la mía.
Yo sé que te agarré fuerte y que desde entonces dormí tranquilo.
A la mañana siguiente mientras conducía en el coche a la oficina me encontré tatareando. “Mirad y ved, que bueno es el Señor, dichoso el que se acoge a El”
¿Pero no era ese el canto de la Misa de mi Primera Comunión mientras niño, confiado e inocente, entregado, me acercaba a Ti por primera vez?
Quiero vivir la fe en Jesús en comunión con María, hoy mi esposa, durante el camino de vuelta a la Casa de nuestro Padre por la vida, y quiero que sepáis, mi familia, mis parientes y mis amigos, que creer en Jesús es el mayor don que Dios puede hacernos en nuestra existencia, y que vivir con El y para El, vivir en cristiano y como cristiano, con talante de seguidor de Jesús y de su Evangelio, el mayor regalo al hombre de hoy y de siempre.
Creo, Señor; creo, Señor; creo, Señor. Y mi mayor alegría es compartir con vosotros mi fe en Jesús, que se hará una sola fe en Dios Padre con la fe en el Espíritu Santo de María, hoy por su amor, mi mujer.
Después del Evangelio, Don Matías, se volvió a nosotros y abriendo sus brazos con el sabe hacerlo, que parece que nos va a abarcar y abrazar a todos, nos dijo: Nada debo añadir yo a las palabras de Tomás y al asentimiento cayado a ellas de María.
Si ellos fundamentan su matrimonio en Padre Dios, en la piedra angular del Señor y en el soplo divino del Espíritu para que los aliente y les haga vivir el amor en plenitud, si Dios está con ellos, ligado a su amor con su amor en alianza, ¿quién podrá destruirlos?
El Sacramento del matrimonio se fundamente solo en el amor y el amor verdadero y fiel solo se fundamenta en Dios, y en el Amor de Dios.
Su matrimonio así será indestructible. Y Dios caminará cada día con ellos. Y nosotros todos deberíamos caminar con ellos, y viejos, menos viejos, jóvenes y por casarse, pedirles que nos participen su alegría, su talante al vivir y su fe. Que así sea, para todos.
Yo hoy, cuando rece el Credo, le voy a decir al Señor: Creo y quiero creer con la fe de Tomás y María, en Dios Padre, Todopoderoso, Creador y creo con Tomás y María en Jesús, nacido del vientre de la chiquilla María, por el poder y el amor del Espíritu Santo. Que murió por mí y por todos los hombres y que resucitó, resucitó, para caminar con nosotros y con María y Tomás, por el camino de Emaus. Creo con Tomás y María en la Iglesia, que sois vosotros todos mis hermanos, en el perdón de todos los pecados y debilidades, por el amor hasta la muerte en Cruz de Cristo, el Salvador, y en la vida sin fin, tras la resurrección de la carne, en la Casa de Dios Padre, con María y Tomás y todos los hermanos, junto a la Virgen, la Madre del Señor.
Aquí tengo que terminar hoy de escribirte, querido Diario. Pero el regusto, el paladeo, el saborear, “sapere”, de mi fe y nuestra fe este día será un vivencia en plenitud todos los días que le resten a mi vida.
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05.- "El grupo también es Iglesia. LaIglesia, Camino hacia el Padre"

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Mi Diario. Reunión del doce de julio de 2003. Sábado.
Cómo hacer la reunión de grupo.
El Cursillo de Acompañamiento.

Reunión de Grupo:
Aunque el sábado pasado ya tratamos un tema, el sentimiento, los sentimientos y el amor, en la reunión, tras la Misa, que fue formidable, hoy Carlos y Elena han querido que tratemos en cómo van a ser nuestras reuniones para que haya un orden y un sistema. José Carlos me ha dado sus apuntes que ahora paso.
Todos hemos opinado, yo ausente en EEUU por boca de José Carlos, que debemos seguir un plan progresivo, tema a tema, hasta casi agotarlos. Y en el orden del Cursillo: Amor, Sexualidad, Paternidad, Fe y Sacramento.
A propuesta de Chiara y Giorgio debíamos tratar la Fe en Jesús y su Iglesia después del amor, para que Sexualidad y Paternidad los viéramos a la luz del Evangelio. Se aceptó. Estarán impregnados y no limitados sino engrandecidos por la Fe.
Pero no queremos encasillarnos sin tratar los temas con espontaneidad. Si alguna pareja tiene preferencia o urgencia por algún asunto del temario completo o fuera de él, propuso Francisco Javier, que lo proponga al grupo para la reunión siguiente. Formidable.
Y que quizás fuera bueno de cuando en cuando intercalar algún tema de Fe, Sexualidad, Paternidad o Sacramento entre los que fuéramos tratando sobre el Amor, para así darle diversidad y agilidad a las reuniones.
Como generalmente la Reunión será después de la Misa empezaremos con una breve invocación al Espíritu Santo, para que no nos deje decir muchas tonterías, dijo socarronamente Pedro.
Luego moderados por alguno de nosotros, por Carlos no, añadió Elena, que si no habla el solo toda la noche, graciosilla ella, ¿no?, apuntilló él, entraremos en desmenuzar el tema con ayuda de un pequeño cuestionario, “las preguntas” le llaman, que no será absolutamente obligatorio, pero que hará que no nos vayamos por los cerros de Ubeda.
Todo el mundo tiene “parusía” plena, libertad absoluta de opinar a favor, en contra o diverso, aunque le parezca un disparate, y en principio, salvo alguna razón profunda, nadie se debe dejar nada en el tintero. Decirlo todo sin miedo. Cuando hay cariño y confianza nadie hace nuca el ridículo.
Solo debemos guardar un cierto orden pero sin perder la espontaneidad incluso de cortarnos unos a otros, sin avasallar. Cuando alguno se salga del tema la pareja coordinadora o modeladora lo llama al orden para no perdernos en divagaciones.
A la Reunión nadie viene a convencer a nadie, ni a hacer prevalecer sus ideas, aunque crea que son las evangélicas, porque de lo que se trata es de enriquecernos con las opiniones y puntos de vista de los demás, con las distintas visiones del tema y solo debemos alterar nuestra opinión cuando de verdad veamos más luz y verdad y de motu propio lo creamos conveniente y no porque alguien nos haya convencido.
Lo que no nos sirva para enriquecer nuestra pareja hay que tirarlo por la borda de nuestras vidas.
No se trata de sacar conclusiones y menos comunes e inamovibles, sino de enriquecer nuestro acerbo del corazón más que cultural. Si llegamos a principios comunes que sean con espontaneidad, sencillez y una profunda libertad.
Podríamos terminar con una Oración, una lectura de la Palabra de Dios, quizás afín al tema, un salmo, o un canto.
Giorgio toca muy bien la guitarra y Francisco Javier el timple. Mónica canta muy bien. Ambos han pertenecido a una Rondalla en su Parroquia de Tejada, allí fue donde se conocieron, y a una Comparsa en el Pueblo hasta que se disolvió.
Para lo profano y para lo sagrado tenemos asegurada la música y la alegría del corazón.
Carlos nos insistió que ahora estamos haciendo el verdadero Cursillo.
Un Cursillo de acompañamiento. Caminamos como grupo juntos, pero cada uno a su paso por la Palabra y la Obra de Dios.
Elena y él están siempre a nuestra disposición para poner su paso al ritmo del de cada pareja y andar junto un trozo del camino de la vida, aclarando ideas, pero sobre todo ayudándonos mutuamente a caminar y a adentrarnos en el Misterio de la Iglesia, en el Cuerpo Místico de Cristo, donde cada uno a sido llamado con su don propio a ocupar un lugar para santificación, vivificación por el Espíritu, del conjunto o la Comunidad, Pueblo de Dios que camina de vuelta hacia la Casa del Padre.
Cuando lo necesitemos una llamada telefónica y un día y una hora para compartir con nosotros nuestras inquietudes quizás más personales o íntimas.
Charlar, comunicar, poder decir o explayarse, abrir el corazón, hacer de puente si los extremos se van separando, sencillamente escuchar, es más de la mitad del camino para buscar una solución o un ver.
Nunca debemos terminar la reunión sin un algo para rumiar las dos semanas siguientes que puede ser una oración, unas reflexiones o quizás simplemente una postura para ponerse con el alma abierta ante Dios y dejar que el baje y repose en nuestro corazón. Dejarnos juntos, como pareja, amar por Dios.
¡Ojalá el Señor nos de fuerza para que el grupo se haga comunidad, Iglesia o reunión doméstica que nos ayude a caminar como hermanos en el amor!
Cristo: Cristo es formidable.
Cristo: Cristo es maravilloso.
Un fuerte abrazo para todo el grupo con todo el cariño de mi corazón. Ana.

CONCLUSION DEL TEMA:
“El Grupo también es Iglesia. La Iglesia Camino hacia el Padre.”
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06.-"Enamoramiento a dos bandas"

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EL AMOR NO ES:
UNA SENSACION EMOCIONAL PLACENTERA.

Mi Diario a diecinueve de julio de 2003.-

Mi Diario. REUNION del 26 de julio de 2003. Sábado.

Hoy, son más de las doce y debo decir ayer, hemos seguido profundizando en lo que el amor no es. La reunión fue movida y animada y quedó bien claro que EL AMOR NO ES una sensación emocional placentera.
Como base de la discusión o mejor del diálogo, Carlos nos había dado la semana pasada al final de la reunión, una fotocopia de la carta de Milagrosa y de su respuesta, para que la rumiáramos durante la semana y ya trajéramos unas ideas sobre el tema cada uno y cada pareja, en una reunión previa de los dos. Esta es la primera carta:

Carta:
De Milagrosa.
“El enamoramiento a dos bandas.”

Mi muy querido amigo Carlos:
Nunca sé donde tengo de verdad el corazón. Me gustan casi todos los chicos, me enloquecen los tiposos, guapos, los hay guapísimos, y simpáticos y se me va el corazón, “sueño” con los que me requiebran y me hacen guiños de que les gusto.
Soy como una veleta llevada por el viento del que sopla en cada momento, en el momento presente, en el ahora que estoy viviendo.
Pero de una época a esta parte el dilema se me ha planteado en dos. Cómo saber donde está mi corazón si mi corazón está en el lugar en que estoy, cuando uno de los dos está allí, en ese mismo lugar.
Tú sabes que yo estudio Ciencias Exactas en Madrid. Y allí, Luis, proyecto de Arquitectura, me hace tilín cada día. Salimos, entramos y estamos juntos. Como novios, le dejo y volvemos a ser novios. En medio, un viaje a Tenerife, donde tu sabes que vivo y el encuentro con Guillermo.
Guillermo me trae por la calle de la amargura. Con sus rizos, su cabeza de filósofo distraído, sus detalles, sus atenciones, sus miradas enamoradas, su paciencia ante mis incongruencias y mis devaneos amorosos, me derriten. Cuando le llamo, soy yo quien le busca, y al fin consiente en encontrarnos como amigos, me quedo prendada de él, de su caballerosidad, de sus delicadezas, de sus detalles y caramba, -cambié la palabra,- por qué no decirlo, de su físico. Es guapo, guapo, guapo, hasta decir basta. Me derrito, se me agua el corazón. Deseo que me abrace, me acaricie suave la espalda, como él sabe hacerlo, me mire a los ojos, y su cuerpo atrae mi cuerpo, me acerco peligrosamente y si le miro a los ojos mis labios se van tras sus labios y le beso suavemente, largamente, para luego ir aumentando la presión y besarle desaforadamente, apasionadamente, vehementemente, alocadamente, temblando todo mi cuerpo en su amor y sintiendo que me flaquean las piernas.
¿Dónde está Luis, mi novio oficial de Madrid, en esos momentos?
No existe, no aparece, está borrado de mi mente, de mi memoria y de mi corazón, completamente. Como si nunca hubiera existido.
Guillermo me entra y se adentra tanto en mi corazón, que ya no existe nada ni nadie.
Es el gran amor de mi vida. Creo que de verdad sólo le quiero a él. Pero me exige, es un caballero de los que ya no quedan, que hable con Luis, que le diga la verdad, que no le engañe, porque él tampoco querría que yo le engañara. Y que si de verdad quiero a Luis y estoy enamorada de él que él respeta mis sentimientos, los acepta, aunque le duelan, y que solo quiere para mí lo que me haga más feliz.
Yo llamo a Luis, hablamos, se lo digo, y rompemos mientas dura mi viaje a Tenerife.
Pero él se queda en Santa Cruz. Yo me vuelvo destrozada y llorosa a Madrid a buscar a Luis para ratificarle honrada y personalmente que ya se acabó, que lo siento muchísimo.
Luis me escucha, me acepta, casi me consuela y nos separamos “muy amigos”, pero nada más. El teléfono se me queda corto para hablar con Guillo.
El fin de semana siguiente, yo no sé estar sola, al salir de la Universidad nos hacemos los encontradizos y quedamos para ir el viernes al cine juntos, como amigos, claro, a una película muy buena, pero que muy buena. Con lo que a mí me gusta el cine. Entre palomita y palomita me roza la mano, me la coge, me la aprieta, yo trato de zafarme y desengancharme casi sin fuerzas, no sé vivir sin caricias, sin cariño, sin sentirme querida, sin amor y le devuelvo tímidamente el gesto por el cariño que nos hemos tenido. Mentira. Ya estoy otra vez en sus brazos, pues tras el cine nos vamos a tomar una copa en una discoteca, y la cosa acaba como antes de ir a Tenerife.
Guillermo cae en el pozo del olvido. Eso sí, con dolor, sintiéndome mal, muy mal. No le llamo. No le digo que he vuelto con Luis. Dejo pasar una, dos, tres y hasta cuatro semanas. Al fin, le dejo un mensaje en el móvil. Que estoy con Luis. Que lo siento. Se me saltan las lágrimas por la noche pues yo sé que le estoy haciendo daño.
Por favor, dime que puedo hacer porque este corazón mío me va a matar pero no puedo vivir sin él. ¿Quiero de verdad a alguno de los dos? ¿Sólo me quiero a mí misma?
Un beso fuerte, fuerte, Mila.
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07.- "Enamorarse.Enamoriscarse.Estar enamorada"

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Mi Diario a ventiseis de julio de 2003.-

Y aquí copia la respuesta de Carlos:

A Milagrosa.
“Enamorarse. Enamoriscarse. Estar enamorada.”

Mi querida Mila:
Ante todo gracias por tu carta pues hacía mucho tiempo que no nos comunicábamos.
Creo que desde el Cursillo de Tenerife, cuando eras novia de Bernardo. Sé que ese noviazgo se rompió y que no llegasteis a casaros por Rita, a la que he visto varias veces por Las Palmas con su flamante marido, Iñigo.
No es lo mismo, mi querida niña, enamoriscarse, enamorisquearse, enamorarse, que es una experiencia inicial del alma y la persona, que estar enamorada, que es una situación estable de los sentimientos del corazón y la voluntad de querer.
Con frecuencia, con mucha frecuencia se confunden el sentimiento de atracción hacia la otra persona, que será el complemento de la pareja, con la voluntad de querer nacida de la atracción y del cariño, convertido por la entrega en el amor.
El enamorisquearse es una sensación, un sentimiento, una atracción quinceañera, para entendernos. Es inmaduro y débil, aunque parezca tórrido y fuerte, y sin otra opción posible casi nunca.
No se ha purificado en el crisol de la maduración que de enamoramiento lo va haciendo amor. Claro que ya hay un germen de amor. Claro que se puede convertir hermosamente en amor. Pero por lo general aun no hay capacidad ni aceptación de sacrificio, ni de renuncia a nada de mi yo, ni de aceptación al tú cual es el tú. Esta todo muy mezclado con cierto egoísmo y deseo de posesión, con ensimismamiento en la persona del otro, elevándolo por la imaginación a un dios alado, con una confusión casi clavada en la retina de la belleza de ella, si es él, o una admiración deslumbrada por lo varonil, si es ella.
Su trato y hasta solo su presencia, producen sensaciones emocionales placenteras, nerviosismo, inestabilidad, zozobra e inseguridad. A veces casi no podemos articular las palabras o nos salen de la boca solo tonterías.
Cuantas ensoñaciones, cuanto soñar con los ojos abiertos, cuanto imaginar hasta lo más inimaginable, cuanto creer que el mañana feliz ya está dentro del presente de nuestra mente. Que de virtudes, cualidades, belleza, inteligencia, amabilidad, atenciones contigo, y hasta dinero, felicidad y futuro sin espinas, ponemos en el elegido...
Pero dejemos la teoría y entremos en tus problemas. Puede ser, examínate bien, que en toda tu actitud no hayan más que sentimientos bonitos, sensaciones placenteras, egoísmo y amor a ti misma, disimulado o envuelto en una capa, que parece generosa, de amor, deseo desmedrado de ser querida, necesidad de afecto, cariño y caricias, ímpetu por expresar tu sensibilidad amorosa y hasta un poco de sexo abierto ya y despierto en ti. Tienes todas tus apetencias sensibles a flor de pie. Ansiosas, desbordantes, desbordadas, en una casi infinita capacidad de querer y ser querida. Pero quizás te vas descubriendo a ti misma y no has descubierto casi nada al otro. No has llegado a ninguno de los dos “tú” que dices amar. No terminas de salir de ti, para llegar al otro. Por eso en verdad te da igual uno que otro, porque no amas a ninguno, sino la presencia de cualquiera de los dos para que llene tu afectividad y tu sensibilidad.
Crees amar a los dos, y en verdad no amas a ninguno de los dos. Si de verdad amara a uno de los dos no podrías por mucho que te atrajera, amar al otro, porque el verdadero amor es exclusivo y totalizante en la pareja humana.
Quien te diga que como pareja puede amar a más de una persona de verdad y a la vez, créeme que te está mintiendo. No tiene ni idea del amor y solo tiñe de amor su propio egoísmo, para justificarse. Pueden existir todas las demás cosas que acompañan al amor hacia dos personas pero no el amor mismo. Como puedes tú aceptar compartir el amor de pareja con una tercera. Te devorarían los celos. Sentirías que esa reserva, el amor a la otra, es una merma en la totalidad del amor que tú deseas y al que crees tener derecho en exclusividad.
Ves, si tu no lo aceptarías, y sentirías fraudulento un amor parcial para ti, lo verías solo egoísmo en tu pareja, tu no puedes de verdad sentir verdadero amor a Luis y Guillermo.
Solo hacia uno de los dos, o hacia ninguno de los dos, tienes un principio de amor. Eres tu quién debe descubrirlo. Y lo irá viendo claro cuando puedas compartir con él, con el elegido, la ausencia de tus estudios, la soledad en la lejanía sin caricias, abrazos y besos deseados con impaciencia, porque nadie sino él, podrá llenar el hueco de tu corazón con el amor del suyo.
Purifica tu amor. Aclárate. Y sé feliz.
Un abrazo fuerte, Carlos.

Reunión de Grupo:
Quede claro que en la reunión hubo diálogo y puntos de vista a veces casi opuestos pero al final complementarios.
Mónica, como no, Mónica, afirmó rotundamente que el amor en la pareja humana para que fuera no sólo verdadero amor, sino simplemente amor, debe ser personal e intransferible. Que era imposible que Milagrosa amara de verdad al mismo tiempo a Luís y a Guillermo con amor de enamoramiento.
Pedro añadió que se puede tener amor de amistad hacia dos amigas a la vez y un amor de amistad fuerte, que sin querer al estar juntos y sentirse muy bien, se puede confundir con amor de pareja, que por definición, pareja no trío o más, es exclusivo y total.
José Carlos, ay pillín me tendrás que explicar eso muy detalladamente, apostilló que se puede “desear eróticamente” a dos o más mujeres al mismo tiempo pero que solo es posible amar eróticamente, con amor de deseo y amor personal, a una sola mujer.
Yo solo sé, querido José Carlos, que solo te he amado a ti desde el principio de mi amor de pareja con todo mi amor personal y con todo mi corazón, y que ni quiero ni deseo amar a nadie jamás con este amor tan humano y apasionado con que te amo a ti.
Un beso fuerte y buenas noches. Ana.

CONCLUSION DEL TEMA:
EL AMOR NO ES UNA SENSACIÓN EMOCIONAL PLACENTERA.

Se despiden: Vacaciones de verano en Agosto.
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08.- "Mónica es todo entrega"

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SE SUSPENDEN LAS REUNIONES DURANTE Agosto. VACACIONES:

Mi Diario a cinco de agosto de 2003.
Carta de Mónica desde San Mateo.

Querida Ana y querido José Carlos:
Ya sé que lo estáis pasando bastante regular estos dos meses de julio y agosto al estar separado, tú Ana en EEUU, con tu Master a cuesta, y tú José Carlos chupando Las Canteras y el Sur, con una soledad llena, pues Ana va contigo a todas partes.
Vente algún día a comer con nosotros, bueno y ya de paso, ¡qué desfachatez tengo pero así de confianzuda es mi amistad, a echarnos una mano en el campo y las recolectas.
Como dice mi madre, que ya le decía la abuela, la distancia apaga la llama pequeña y engrandece y aumenta la llama grande. Así es el amor. La distancia y la ausencia sólo crean olvido cuando son débiles, inestables y in raíces verdaderas más nacido del capricho el interés personal y hasta el egoísmo, que de la generosidad, la entrega y la valoración y admiración del otro.
Sé de vosotros pues el último domingo me la vi de golpe frente a nuestro puesto de verduras y frutas del Mercadillo de San Mateo. Me alegré un montón. Salí enseguida fuera a darle un beso y a atenderla y con mucha gracia me dijo que había venido a nuestro puesto pues sabe por una persona que somos gente seria y que tenemos buena mercancía y muy fresca. Nos echamos a reír las dos.
La conocí, ya lo sabéis, en Misa en El Madroñal, un sábado que os acompañaba, y muy graciosa ella dijo que quería quedarse a la Reunión del Grupo. Se quedó y no nos cortamos nada. ¿Recuerda? Y se fue de vuelta a casa con ustedes contentísima
comentando que ojala ella hubiera tenido esas oportunidades, no sólo de conocer mejor su fe y su amor al Señor sino también de compartirla con sus amigos y compañeros. Le busqué lo mejor de lo mejor, y se fue encantada mientras Francisco Javier le llevaba las bolsas al coche. Se le despidió con un beso. ¡Cómo es tu madre de cariñosa, Ana! Ahora comprendo cómo eres tú. De tal palo tal astilla y no son flores.
Por lo demás como nos gusta ir a Misa todos los días y recibir a Jesús cada veinticuatro horas, aunque sabemos que siempre está con nosotros, pero el encuentro sacramental es tan fuerte y maravilloso, se que eres Tú y que estás dentro de mi, los domingos vamos a la Eucaristía por la tarde en Misa de siete y media u ocho. Lego a casita a cenar y a dormir que mañana “tu hija está en el campo”.
Estamos deseando que llegue enero para casarnos y que esta vuelta sea a nuestra casa, a nuestro hogar, juntos. Ahora también es hermoso pues Francisco Javier me deja primero en mi casa, a veces entra y cena con nosotros pero no siempre pues no quiere dejar a sus padres solos y luego se va para la suya a dormir.
De todas formas siempre también hay un beso largo, cariñoso y entrañable, ¡como me encanta sentirme apretada entre sus brazos junto a su pecho de fuerte agricultor! que cierra 1a despedida y abre la esperanza del mañana.
No puedo contaros mucho más pues os tendría que decir el precio de las lechugas, las zanahorias o las coles. Quizás mejor el de las naranjas de San Mateo, o las papas de esta temporada que son muy buenas y las pequeñitas maravillosas para hacer “papas arrugadas” riquísimas con un mojito picón rojo.
Un beso muy fuerte cibernético para los dos, el tuyo tardará una millonésima más de segundo en llegar a EEUU que el de José Carlos aquí al ladito en Las Palmas.
Hasta muy pronto, con cariño y amistad, Mónica.
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09.- "La impaciente impaciencia"

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Mi Diario a ocho de agosto de 2003.-
Carta Isabela.

Querida Ana:
Tenía unas ganas inmensas de escribirte y contarte de todo un poco, pero los días se me van cargados de preparativos y de cosas que hacer. El traje, con las mil pruebas, ya sabes lo detallista y primorosa que es mi madre, las tarjetas de invitación, la lista de invitados, claro que vosotros, mi grupo estáis todos como parte de mi corazón, los parientes que vienen de fuera, la familia de Juan Carlos, hoteles, comidas, visitas turísticas para los días que estén aquí, aprovechando el viaje, la Iglesia, su decoración, el banquete de Boda, la distribución de las mesas para que sean equilibradas y animadas al mismo tiempo, el Viaje de Novios, que queremos que no sea un maratón de visitas culturales, Iglesias, Museos, etc. sino un tiempo de relativo relax para los dos de manera que tengamos tiempo para descansar, pasear, ir a cenar a sitios románticos, a bailar a sitios animados pero de música envolvente y acogedora, que sea tierna y apasionada, romántica y un poco acaramelada, bueno quiero decir que nos invite a bailar muy juntos y enamorados… paisajes sobrecogedores y lugares tranquilos y apacibles. Sin dejar claro de ver por donde vamos y que hay en los sitios que visitemos y no nos tengan que decir que fuimos tan enamorados que no nos enteramos ni de a donde fuimos.
Bueno te diré que el traje, la tercera prueba es para la semana que viene, es una maravilla y que me sienta como anillo al dedo. Creo que al final voy a llevar una corona muy fina de flores blancas en el pelo, alrededor de toda la cabeza.
La Fiesta va a ser en una terraza cubierta preciosa, cara al mar y a las montañas, sin carpa que resultan para mí tan frías y despersonalizadas.
El aperitivo en los jardines de delante sobre el césped y la pista de baile, queda centrada entre todas las mesas, de manera que cuando abramos el vals todos nos vean bailar.
Bueno, me dirás, ya lo sé, tú que quieres una boda con un sentido religioso muy profundo, cómo será la ceremonia religiosa.
Juan Carlos se ha encargado de la música, tanto en la Iglesia como en el banquete.
Yo solo he puesto como condición que al final de la ceremonia haya una salve o un canto a la Virgen María pues le quiero ofrecer antes de salir de la Iglesia, parte de mi ramo de flores que he pedido que sea la suma de tres más pequeños unidos.
Hemos preparado con el Cura, nos casa un íntimo amigo del padre de Juan Carlos,un folletito con la misa, los cantos, y las dedicatorias de Juan Carlos y mía. ¡Cuando llegará el 11 de octubre! ¡Qué ganas! ¡Qué impaciencia!

La semana que viene nos vamos unos días a casa de un tío de Juan Carlos a Mallorca a una finca preciosa que tienen por Calviá y a un barco que tiene en el Puerto Deportivo de Portal Nou. Tienen una hija de mi edad que se casa también a finales de año, y el novio es un madrileño, se conocieron en la Universidad del CEU en Madrid, muy simpático y agradable. Lo pasaremos jamón, jamón, en el buen sentido de la palabra, formidable y muy divertido.
Estoy tan impaciente que mi madre por lo nerviosa que a veces me encuentra me llama la superimpaciente.
Bueno Ana, estaría escribiéndote días enteros pero quiero hacerlo también a las otras parejas de grupo, menos a Mónica y Francisco Javier con los que hemos quedados este sábado, en Misa en El Madroñal, para irnos juntos a tomar algo y charlar.
Un beso muy fuerte para ti y un abrazo para José Carlos,
Isabela.

Post data:
Juan Carlos os manda muchos recuerdos pues ha leído y firmado la carta antes de cerrarla.
Un abrazo fuerte, Juan Carlos, y hasta pronto.
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10.- "La convivencia pacífica"

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Mi Diario a diez de agosto de 2003.
Carta de Magdalena.

Mi querida Ana y mi querido José Carlos:
Hace varios días que estaba deseando escribiros aunque no hace mucho que tuvimos la última reunión y que nos despedimos.
Como no andamos muy bien de dinero, esa es la pura verdad, y aunque nos apetecía también, no vamos a negarlo, hemos aceptado la invitación de mis padres para pasar aquí los quince primeros días de agosto y con los padres de Pedro el resto de las vacaciones.
Así que aquí estamos en Galicia, Pontevedra, en un chalet en la costa junto a las playas que es una maravilla, y donde pasé casi todas las vacaciones de verano de mi infancia, pues mi abuelo materno es gallego y mi madre y sus hermanos heredaron unos terrenos en que luego se fueron construyendo todos sus hermanos y hermanas unas casitas para veranear, los que vivían fuera y unas casas para vivir los que trabajan en esta hermosísima región gallega, verde como nadie ha vista jamás, azul sus aguas, bellas sus rías y paisajes.
Así es que he vuelto al mar de mi niñez, con mi niña y Pedro.
Tenía un poco de miedo de cómo se iba a desarrollar la convivencia de Pedro con mis padres, con mis tíos y sus hijos se lleva a las mil maravillas, pues les une dos grandes aficiones, el mar y la pesca, y como no el fútbol, pero todo ha ido encajando con mi madre en un entendimiento que veo cada día crecer como cariño y con mi padre en unas charlas y discusiones amistosas sobre las noticias de cada día y sobre política en lo que están muy cerca.
Da gusto oírle decir a mi padre, “como tú bien dices, Pedro,” o a Pedro “yo pienso lo mismo que tú, Joaquín”. En fin que hasta la política puede tener algo bueno, según veo.
Por lo demás estos días, sólo hace diez que llegamos, son pacíficos, relajados y entrañables. Tras el desayuno, todos juntos en la cocina, con una hablar y casi quitarse la palabra de la boca por parte de todos, sólo se escucha con respeto y pausa a papá y mamá, bajamos a la playa que está a pie de casa. Con la niña y todos sus primos. Por la mañana bajan también los tíos y a última hora mamá y papá bajan a darse un chapuzón y nadar un poco. Mi padre nadó muy bien y perteneció a un club de natación de joven, y le gusta atravesarse la playa nadando, ahora más despacio y saboreándolo.
Por la tarde tras descansar un poco después de comer los deliciosos platos gallegos que nos hace Palmira, la cocinera de toda la vida, nos reunimos en el jardín, junto a la piscina y la pista de tenis, pues existe una zona común de todas las viviendas de los hermanos, y mientras los niños juegan y corretean los mayores charlamos, las mujeres cosemos un poco, mi tía Maruja borda, le encanta y lo hace muy bien, y los hombres se preparan para salir a pescar, cañas, aparejos, carnada, bote y demás, cosa que hacen al atardecer cuando es pesca menor, o al amanecer de madrugada cuando van a pescar “en plan serio” como ellos dicen.
Bueno, así pasan los días tranquilos, queridos amigos. Cuando nos demos cuenta habrán pasado los quince días y estaremos cogiendo el coche para ir con los padres de Pedro a Asturias, esta vez tierra adentro, en un pueblo delicioso de la montaña. Ya os contaré cuando nos veamos. Un abrazo fuerte, fuerte para los dos y otro muy fuerte de Pedro. Os quiere y no os olvida, Magdalena.
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11.- "Viaje de novios de María y Tomás"

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Mi Diario a quince de agosto de 2003.

Querido amigos todos:
Hemos aprovechado que aquí en esta maravillosa casa de playa hay un ordenador portátil que mi encantador y cariñoso suegro nos ha dejado para escribiros un rato poniéndoos al corriente de nuestras vidas apacibles y rebosantes de amor y felicidad.
Cuando os dejamos, el día cinco tras la Boda y la cena, y los mil bailes desde mi padre, Tomás, mis hermanos, primos, todos vosotros mis amigos del cursillo y mis otros amigos del tiempo del Colegio y de la Carrera en Madrid, más mis nuevos hermanos y primos por parte de Tomás, sentí que dejaba algo muy profundo atrás pero que se abría ante nosotros dos una nueva etapa ilusionante de la vida en que íbamos a compartir alma y cuerpo, cuerpo y alma. “Comunidad de vida y amor” como nos habían dicho en Cursillo según el vaticano II. Tomás ya tenía las dos maletas, suya y mía, en el coche y tras despedirnos de todos nos fuimos a la Costa de Bañaderos donde teníamos una suite encargada en “La Hacienda de Buen Suceso” para pasar la primera noche de casados juntos.
Nos habían mandado sus hermanos una botella de chamán riquísimo, los míos un ramo de flores en un jarrón precioso y el hotel no había puesto una cesta de todas las clases de frutas, espectacular y las copas de cava preparada sobre la mesita. Todo un detalle. Lo siento pero los otros detalles me da una vergüenza inmensa contarlos y creo que no son necesarios para deciros que vivimos el Sacramento en toda la intensidad de la entrega y la donación completa de cuerpo y alma, el placer en su altura más alta y humana, placer del cuerpo, la parte material de la criatura de Dios, y el gozo, gozo del alma, la parte espiritual e indivisa en vida con el cuerpo de la misma criatura de Dios, el gozo de compartirlo y vivirlo con la persona más amada del mundo.
Quedé dormida en sus brazos completamente entregada en donación por primera vez.
La mañana del día seis la pasamos después de despertarnos muy tarde desayunando en la piscina que es una delicia y dándonos un chapuzón. Comimos allí mismo, el restaurante es excelente, y tas una larga amorosa siesta, preparamos las maletas para irnos al aeropuerto y volar a Madrid. Mi hermana Cristina ya había quedado en recoger el coche del aeropuerto con la otra llave.
En Madrid pasamos el día siete y el mañana del ocho que volamos a Mallorca. Tuvimos una agradable y entrañable cena con todos mis amigos de la Carrera y los suyos de bachiller o carrera que viven en Madrid. Fue fantástico porque vimos a todos aquellos que por circunstancias no pudieron ir a la boda, más unos cuantos que tras ir y estar ya de vuelta se apuntaron también. Desde luego nuestros amigos son formidables y muy fieles.
Cuando llegamos a Mallorca estaba toda su familia esperándonos. Fuimos a comer después de comer su hermana Rocío, de la que soy muy amiga desde las vacaciones del año pasado antes de casarnos, que pase veinte días aquí con ellos, nos llevó a Bañalbufar a la casita de la playa, donde ya nos habían dejado un coche para que pudiéramos hacer excursiones. Desde luego piensan en todo. Piscina, playa, excursiones a playas, calas, salas de fiestas, restaurantes románticos, qué os voy a decir. Y visitas a sus tíos y primos, abuelos, en unas maravillosas cenas en la terraza del chalet de sus padres en Portal Nou, en las afueras de Palma, sobre el Mediterráneo que es una maravilla. Los abuelos por parte de su madre son muy mayores y no pudieron ir a la boda. Si encantador es l padre de Tomás. Raimundo, aunque todos le llaman Ramón, tan encantadora y acogedora es la madre, Nuria, que además nos reparó unas cenas riquísimas, a base de platos y postres mallorquines.
Desde luego son de un detalle que aterra. Todas las mañana encontrábamos en la mesita de la terraza de Bañalbufar unas ensaimadas y cocas mallorquinas para desayunar que nos dejaba un chico de la pastelería del pueblo a que le habían dado una llave del jardín “para que no molestara” llamando.
Cuando volvamos os contaré otros mil detalles y el resto del viaje.
Mañana, treinta y uno, salimos para América del Sur, vía Barcelona, Argentina, La Pampa. La Patagonia, el hielo continuo, el majestuoso glaciar de Perito Moreno, la ciudad de Ushuasia, la más austral del mundo, el norte de Argentina y todo Chile, Las cataratas del Niágara y la selva brasileña, Río de Janeiro, dos días en Miami y tres en Nueva York, los rascacielos y la arquitectura, la Biblia en pasta y la locura. Pero Tomás dice que o lo vemos ahora, que estamos los dos libres, o nunca, pues piensa “cargarse” como dice él de hijos muy pronto, de hijos de Dios, me dice con orgullo. Cuando volvamos nos reuniremos una tarde en “nuestra casa”, ¡qué bien sueña, “nuestra casa”!, ¡qué ilusión “nuestro hogar”!, y os enseñaremos los miles de fotos y películas que hemos tomado, contándoos con detalles como lo hemos pasado. Por carta tendría que estar escribiéndoos toda la noche al menos.
Mil besos María y Tomás.
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12.- "No, así no."

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Mi Diario a veinte de agosto de 2003.
Carta de Clara desde Roma.

Yo, mis querido amigos todos, pues mandaremos esta carta por correo electrónico a los e-mail de todos, yo, digo, no entiendo como nos peleamos tanto y discutimos tanto, queriéndonos tanto, Jorge, lo llamaré como ustedes, y yo, Clara, me llamaré como ustedes m llamáis aunque a í más que a él me soléis llamar por el nombre en mi bellísima y musical lengua italiana. No lo entiendo.
Hemos pensado mucho y hemos dialogado a veces con serenidad los dos, muy pocas veces para ser sinceros.
Tengo que reconocer y reconozco humildemente que soy un poco o un mucho quisquillosa e inquieta, algo exigentota y quizás algo soberbia, bastante soberbia, muy soberbia, creída e intransigente.
En nuestra última charla sin tiranos los trastos a la cabeza y a bocajarro me preguntó Giorgio. Vuelvo a nombre, no lo puedo remediar, me enamoré de él bajo ese aspecto musical al llamarle y recordarle en mi imaginación y en mis sueños, a veces muy atrevidos.
Bueno me preguntó a bocajarro: Tú me dices siempre que no comprendes cómo yo no hago siempre las cosas a tu gusto, cuando debo saber que haciéndolas así estás feliz, satisfecha y convencida plenamente que están bien hechas. Muy bien hechas.
Y que si te quiero debo esforzarme en hacerlas así a tu gusto y como tu piensas.
Pero ¿te has preguntado alguna vez si alguna vez, sólo alguna vez, deberíamos hacer las cosas a mi gusto, como a mi me gustan, cómo a mi me hacen feliz, aunque estén peor hechas o no tan bien como cuando están a tu gusto?
¿Te has preguntado alguna vez cómo hacerme feliz aún haciendo cosas que a ti ya no te apetecen, no te dan placer, o no te llenan y te dejan feliz?
¿Porqué siempre debe ser al tuyo y nunca al mío, y porqué el tuyo debe ser siempre el mejor? ¿Porque tú lo ves así?
Agaché la cabeza y pensé si yo no sería una orgullosa de pánico, que en mi orgullo y soberbia piensa que no hay nada como yo ni como lo que yo pienso, digo y hago.
¡Quién como yo! ¡Nadie como yo!
¿No será esta aptitud hasta un desprecio del pobre de Giorgio que traga y traga y traga, y por hacerme feliz, transige, transige y transige, siempre a mi gusto, siempre a mi gusto, siempre a mi gusto.
Claro de vez en cuando salta como un tigre porque ya no puede más. ¿Acaso él no es un hombre muy inteligente, muy bien formado muy ecuánime y ponderado?
Claro que no ve las cosas como yo las veo porque su rol masculino le da menos importancia a las mismas cosas que mi rol femenino le da más y viceversa.
Claro que él le da importancia a la limpieza por ejemplo de la casa, a tener todo en orden de revista, etc. pero en caso de “conflicto de valores” su escala es distinta a la mía, y piensa que barrer la cocina pude esperar a después de descansar un rato, cuando hemos vuelto los dos exhaustos del trabajo y no va a venir nadie de visita.
Todo al lavaplatos, pero la olla que está algo pegada déjala en remojo en el fregadero y luego de mi siesta te prometo que la limpio.
No, pienso yo, tiene que ser ahora, lo tiene que hacer él porque yo estoy limpiando el baño, y la cocina tiene que quedar como “los chorros del oro” antes de irte a echarte una cabezada o ver esa serie de televisión tonta pero divertida que e hace reír y distenderte.
Ya veis que son chorraditas por las que discutimos y nos ponemos de mal humor todo el día. Luego, él casi siempre, distiende la cuerda y busca el acuerdo y la paz familiar y conyugal, cuando como tiene mucho genio, hace un momento me ha dicho que nunca más me la va a pasar y que se acabó. Y a veces gritando, lo que me pone más histérica pues en mi casa jamás le oí una palabra más alta a mi padre ni a mi madre.
Claro también es verdad que mi padre, creo yo, que no sabía ni donde estaba la cocina de casa y desde luego no sabía freír ni un huevo aunque fuera reventado y espachurrada la yema.
Bueno ya me he desahogado. Como sois de buenos que me habéis escuchado en silencio y sin rechistar ni debatirme nada.
Os cuento otras cosas más agradables. Hemos pasado de camino para la costa y la villa del Lacio, tres días en Roma en el apartamento que tiene mi hermano mayor para sus viajes y negocios, pues nuestras oficinas y fábricas están en Milán y allí vive oda la familia.
Yo me vine a estudiar a Roma pues precisamente quería más libertad, la que si me quedaba a estudiar en Milán, aún siendo la Universidad maravillosa y prestigiosa, no tendría. Fue providencial pues si no, no hubiera conocido a Giorgio, y a pesar de nuestras discusiones, no hay hombre ni más guapo, ni mejor, ni más bueno n el mundo.
Sí estos tres días sin nada que hacer más que pasear por Roma, volver a los lugares de nuestros encuentros, a los sitios en que bailamos, cenamos, o paseamos juntos y d la mano, (no ha querido desde luego asar por nuestro apartamento en el que compartimos todo nueve meses antes de casarnos pues él lo sigue llamando de “su claudicación”, ya que fue un empeño y exigencia mía que acepto al fin en contra de su voluntad y haciéndose mucha violencia moral) pero si hemos ido a Misa al vaticano, hemos vuelto a ver la “Pietá”, la Capilla Sextina y nos hemos escapado a las catacumbas, pus ahora “convertidos” para los dos era un deseo irresistible de ver cómo vivieron su fe en Jesús los primero cristianos y os diré que me arrodillé, os arrodillas ante el sarcófago de una santa desconocida enterrada en una galería y rezamos juntos con una entereza y fe que hacía mucho tiempo, desde aquel maravilloso el Padre Nuestro con vosotros, que yo no sentía.
Así nuestro amor ha vuelto a reafirmase con fuerza. También fue muy emocionante cuando rezamos, más bien callamos y no apretamos las manos muy fuertemente ante la tumba de Juan XXIII. Creo que mi alma se sintió invadida por su dulzura y bondad, qué hombre, qué cristiano, que sacerdote, qué Papa, y que sentimos como el Espíritu Santo “llenaba los corazones de sus dos fieles con el fuego ardiente y sobrenatural de su Amor”, se rehacía con energía y entrega nuestra alianza, la entre nosotros y la alianza con nuestro Dios y Señor.
Me he propuesto leer el libro de Juan Pablo II, otro santazo, “Hombre y mujer los creó”.
Un beso fuertísimo para todos y sabed que os hemos elevado en nuestros corazones hasta Dios en nuestras Misas y oraciones.
Mañana nos vamos a la playa. Otro beso, Clara.
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13.- "Do ut des. Doy para que me des"

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02.- EL AMOR NO ES
03.- UN COMERCIO O INTERCAMBIO.

Mi Diario. Reunión del seis de septiembre de 2003. Sábado.

EL AMOR NO ES JUSTICIA.
EL amor engloba a la Justicia y es superior a ella.
Pero sin justicia no hay amor.

En la reunión de hoy hemos intentado dejar claras las diferencias entre justicia y amor. Se me ha gravado muy fuerte la afirmación de Giorgio reforzando una de Carlos: no puede haber amor a los demás si no somos antes y durante justos con ellos. Carlos dice que “el amor presupone la justicia”.
Bueno voy a copiar las cartas de Carlos que son la base de nuestras reuniones en general y al final añadiré unas consideraciones sobre las aportaciones en la reunión de grupo.

Carta:
De María Luisa.
“Do ut des. Te doy para que me des”
El Amor no es un comercio.

Desde que nos casamos, antes no, Mario es terrible Siempre me está “intercambiando” “cosas”. Todo lo vende por el precio de lo que le gusta.
Como ayer, fuimos al cine, - mi gusto, hoy vamos a la playa, su gusto, su surf, su futbito. Con exigencia.
Me acordé de traerte el pan, como si él no comiera, y tu no me compraste la crema de afeitar. Yo te beso, te acaricio, y tu como un palo. Ni te gusto ni me deseas. Y en la cama no digamos: vende cada caricia, cada beso, cada roce, cada... bueno lo vende todo por el mismo gesto hacia él y hacia su cuerpo “gitano”. Cuando no exige aún más de lo que él está dando.
Ven a buscarme, espérame, no te olvide de traer... esta noche veremos juntos el fútbol,
el sábado vamos a casa de mis padres,...
Es un comerciante nato, le gusta vender y lo vende todo, hasta por un plato de lentejas...
Cómo me acordé de tu charla.
“Te doy para que me des, te quiero para que me quieras, te acompaño para que me acompañe, (que mala es la soledad no amada ni aceptada, impuesta) vivo contigo para que vivas conmigo, te amo para que me ames.” Todo se compra, todo se vende.
Esta brutal falta de generosidad, en vez de amor, ¿no es puro egoísmo? Así, ¿no se quiere sólo él así mismo por encima de mí y ninguneándome totalmente, en lugar de quererme?
Estoy asustada. No pensaba antes de casarnos que él fuera así. De novios parecía muy generoso. O disimuló mucho y muy bien.
Quizás podríamos reunirnos los tres y tratar el tema sin acritud, con generosidad, con calma y buscando la verdad y el bien en nuestra pareja.
¿Cuándo podemos vernos? Espero tu llamada telefónica.
Con cariño,
María Luisa.
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14.- ""No es un comercio. Sí, darse en donación"

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Mi Diario a seis de septiembre de 2003.
Segunda carta sobre el tema.

A María Luisa y Mario.
El amor: No exigir nada a cambio.

Querida María Luisa:
Efectivamente no podemos exigir “nada a cambio” cuando amamos de verdad. Con ello convertimos el amor en un comercio, nuestra persona en mercader, y rebajamos la persona amada de persona a cosa, de ser humano a mercancía, de igual a máquina de expender lo que mediante nuestra moneda pagándolo compramos.
No he podido llamarte para vernos pues estaré fuera unos largos días, y aunque la reunión permanece en pie, tampoco quería que te sintieras abandonada en el desierto de tu incomprensión y soledad.
No te angusties, todo volverá a sus causes, todo irá a su término, porque Mario es un chico generoso que te ama de verdad pero que debe estar pasando por un túnel de inconformismos y desasosiegos.
Él sabe el valor de amor y sabe que tú eres su vida y el gran valor de su vida.
Él sabe que el amor es una entrega generosa a fondo perdido. Que es la más maravillosa aventura al entregarme a ti en la confianza y esperanza de ser correspondido, pero sin exigencia alguna.
El amor ni es ciego, ni es tonto. Sí, las personas que aman, somos a veces ciegas y tontas. Pero el amor, no.
Claro que a veces tenemos la tentación de comercializar con el amor, de intercambiar amor como si fuera una mercadería porque el hombre en lo más profundo de su ser siente y tiene una necesidad imperiosa e insatisfecha, casi insaciable, de ser amado.
Pero esa necesidad, inherente y consustancial del ser humano, imagen y semejanza del Dios que ama y quiere ser correspondido, - no hay verdadero amor sin deseo y esperanza de correspondencia del ser amado, - precisamente tiene que ser saciada en la libertad del amado, para que por propia elección se convierta en amante. ¿Qué valor tendría un amor exigido, obligado en el otro? Es precisamente la donación en libertad de la pareja, del amante- porque le nace y le nace porque ama, - la que proporciona la mayor felicidad en el amado. No tengo la obligación de darle nada, nada me exige, simplemente me ama. ¿Hay mayor felicidad en el amor que ser amado así, “sin exigencia alguna?”
Dios es el ser que más nos ama. No hay amor como su amor. Y sin embargo nos deja en plena libertad para la correspondencia. Siempre, sí, tiene su mano extendida hacia nosotros, pero nunca no agarra si nosotros primero no nos agarramos a Él o hacemos el gesto deseoso de agarrarnos. Nadie jamás nos ha dejado más libre que Dios, nuestro Creador. ¿Acaso puedes recordar un solo instante en que Dios te haya obligado a algo?
¿Te acuerda de la parábola del Hijo Pródigo? Con qué generosidad el Padre da la mitad de la herencia al hijo aventurero y viajero aún a sabiendas, cómo no lo iba a saber Dios, como no lo iba a intuir un Padre, de que sería desparramada y tirada en francachelas, despilfarrada en vicios y mujeres y gastada en banquetes y juergas.
Bien, volvamos a Mario. Ten fe. En cuanto charlemos un rato y reflexionemos juntos en presencia de Jesús, en la realidad de vuestro amor, volverá generosamente a tus brazos, a esos hermosos y cariñosos brazos, generosos en el perdón y el olvido, de los que no debió salir.
Con mi cariño y prometiéndote de nuevo veros muy pronto, un beso fuerte, Carlos.
(Publicado en Cathilic.net por el Autor del libro)

Reunión de Grupo:
Sin exigencia alguna. Así concluyó Elena en la reunión de grupo que debe ser el amor, todo amor. Si se exige, si intercambiamos dones, si te amo para que me ames comercializó "nuestro" amor. Intercambio amor. Compro y vendo amor. Sabes, mi querido Diario, huele a falso.
Durante bastante tiempo estuvimos comentando cómo hoy en día muchas parejas, muchas personas no entienden el dar, darse, in recibir nada a cambio. Mira, decía Pedro, yo siempre había creído que amar sin recibir nada era una perfecta primada. Vamos, hacer el canelo. Y Magda siempre me decía que tuviera cuidadito, que ella no estaba dispuesta a darme, amarme y amarme y nunca recibir nada de mí. Qué eso ni hablar. Al final la idea madre dl tema quedó clara.

CONCLUSION DEL TEMA:
EL AMOR NO ES UN COMERCIO O INTERCAMBIO.
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15.- "He vivida para mimarla y mimarla"

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EL AMOR NO ES:
PRODIGALIDAD. DONACION EXCESIVA.

Mi Diario Reunión del trece de septiembre de 2003. Sábado.

EL AMOR NO ES HACER SIEMPRE EL GUSTO DEL OTRO.

Como siempre copio antes que nada las cartas o fotocopias que nos sirven para profundizar en el tema y ver un poco por donde van los tiros. Al final pondré unas líneas sobre la reunión del grupo y luego en letras grandes la conclusión general del tema.

Carta:
De David.
“He vivido para mimarla y mimarla.”
Hacer siempre el gusto del otro.

He vivido para mimar y mimar a Cecilia. Sabía que el amor era dar y dar, darse y darse. Todo mi tiempo, mis sentidos, mis fuerzas, mi alma y mi cuerpo se los dediqué cada minuto y cada segundo.
No sólo en las cosas de la casa, todo en la casa estaba a su gusto y en su orden, los muebles, los libros, el reparto de las habitaciones, las lámparas, los adornos, los cuadros, y hasta los cajones en donde guardaba mi ropa. Primero cuando en nuestro dormitorio la cómoda estaba sola, los cajones eran suyos, o de ropa de la casa, y yo tenía mis zapatos, mis pantalones, mis chaquetas y mi ropa interior en el cuarto de al lado en un gran armario. He de confesar para ser leal y honrado que ella también guardaba allí el resto de su ropa. No me importaba lo más mínimo. Ella tiene infinitamente más gusto que yo para la decoración, yo hubiera sido un vulgar y ella es todo gusto y estética, y del cuarto de baño a mi ropa había la misma distancia que hasta el dormitorio.
También en los amigos. Creo que yo no tendría casi amigos si ella no los hubiera hecho, conservados y tratados. De hecho yo era más amigo de sus amigas que de sus maridos, aunque fuéramos una piña de salir a cenar juntos todos los martes tras la Eutreya.
Sí, no tienes que preguntármelo. También en la cama. Mi placer era darle placer. Era una gata voluptuosa y apasionada. Caliente como un horno de fundir hierro. Mi gozo era su gozo, mi placer era verla en éxtasis, en el summum de la curva sexual femenina.
No puedo negar que yo también gozaba como un eliogábalo.
Pero las caricias eran todas para ella, y nunca le pedí nada. También es verdad que a veces arrancaba en adoración hacia mi y que mantenía la unión por encima de su cúlmen para que yo siguiera gozando.
Pero nuca le enseñé a dar. A darse. Sólo le enseñé a recibir, en el amor sí, no en su egoísmo, pero a ser siempre la amada y nunca la amante. Siempre procuré hacer su gusto, sus deseos, su placer, llenar su vehemencia amorosa y calmar sus ansias afectivas o sexuales.
Y hoy, Carlos, cuando ella por su constitución física y síquica ha llegado al reposo sexual, ni procura poner los medios farmacéuticos para tener unas relaciones afectivas y sexuales aceptables y posible, me deja que yo los ponga pero debo ser yo quien se lo pida y me preocupe, ni desea llegar al deseo, pues la naturaleza es sabia y nos da la calma cuando llegamos a cierta edad.
No se da cuenta, que aún siendo yo seis años mayor que ella, a mí me queda cuerda para rato y mi ardor sube como la espuma con el deseo, cuando a mi edad tantos hombres se quejan de ser casi impotentes. Una vez al mes, una vez al año. Yo cayo pues me da vergüenza decirles a “menores” una vez al día o una vez a la semana cuando menos.
Pero lo más gracioso, yo no me enfado ya, antes sí, es que siempre todo se hace y ha hecho a mi gusto y por el ordeno y mando.
En el fondo es una máquina de quererse a sí misma. Incluso cuando cree hacer tu voluntad o tu gusto está haciendo el suyo, pero está tan bien envuelto que hasta ella se cree que es el tuyo.
No, no puedo echarle las culpas. La culta es toda mía, que nunca le he enseñado a amar hacia fuera. Nuca le he enseñado de amada convertirse en amante para permitir al amante ser amado, y enseñarme a recibir como don de donación del amado.
Espero verte pronto. Hasta entonces un abrazo, David.

Reunión de Grupo:
Aunque el amor es darse y entregarse a fondo perdido, en las aportaciones de todos vinimos a concluir que no conviene callar y callar siempre sobre nuestros gustos y deseos. Que a veces debemos manifestar nuestras apetencias, sin exigencias, pero con claridad compartiendo con la pareja amada nuestros gustos, deseos, preferencias, ilusiones, y hasta fantasías sexuales o eróticas “normales”, puntualizo Isabela, sin desviaciones fuera de los límites de la propia naturaleza humana y de nuestra sexualidad, creada con sus límites casi ilimitados, pero límites al fin para que no deje de ser ni sexualidad ni humana, y regalo precioso de Dios, que hace que la pareja pueda llegar al más elevado clímax de placer pero también de entrega, añadió José Carlos.
Que lo más peligroso de la relación de la pareja es cuando se acaba el diálogo y uno calla y calla, o los dos, aunque sea por amor y entrega para darle al otro todo buscando su felicidad. Esto lo tenía muy claro Tomás, que es un cielo en cómo se expresa cuando se refiere a María.


CONCLUSION DEL TEMA:
EL AMOR NO ES HACER SIEMPRE EL GUSTO DEL OTRO.
EL AMOR BUSCA SIEMPRE EL BIEN DEL OTRO: EL AMOR ES BENEFICO.

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16.- "En la muerte del sexo puede vivir el amor"

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EL AMOR NO ES:
SOLO SEXUALIDAD O PLACER.

Mi Diario. Reunión del veinte de septiembre de 2003. Sábado.

El AMOR NO ES SEXUALIDAD O PLACER.

¡Qué tema más extraordinario! ¡Qué maravilla hace el Señor! ¡Qué fantástica es la sexualidad humana!
¡Qué regalo tan formidable de Dios, creador! 1Cómo la sexualidad cristiana tiene su base y fundamento en la sexualidad plenamente humana, sin malabarismos retorcidos ni extralimitaciones más allá de la propia pareja! Yo, que soy tan apasionada, como te doy gracias por ello, Señor. Gracias, gracias, gracias.

Carta:
De Agustín.
“En la muerte del sexo, puede vivir el amor”
El amor en la pareja no es sólo sexo ni reside en la sexualidad

Mi mujer, querido Carlos, era una chica encantadora. Guapa. Tiposa, con el tipo esbelto, fino y delicado que a mí me apasiona, rostro dulce y sonriente, faz algo alargada y de suave y fino mentón, inteligente y despierta, alegre y siempre contenta, sí con algo de genio y carácter que la hacían aún más mujer, farmacéutica por Granada con notas excelente.
Fuimos novios tres años. A veces por carta mientras estudiábamos. Noviazgo feliz y compenetrado, compartido entre ratos juntos, conversaciones eternas, caricias amorosas y tiernas, paseos de la mano deliciosos, excursiones en coche por todos los alrededores, y ratos de música, cine o estudios.
Nos casamos y nuestro viaje de novios fue pleno y completo. Lleno de sueños compartidos, de hijos vislumbrados y deseados. Exuberante, apasionado, vehemente, entregado. Compenetrados en cuerpo y alma. Feliz. Ella gozaba de una salud maravillosa y una vitalidad y alegría desbordante y contagiosa.
Volvimos a nuestro chalecito adosado de Madrid, Las Rosas, y empezamos la vida normal y ordinaria. Trabajábamos los dos. Yo la llevaba y recogía de su trabajo al ir a Madrid. Un día muy al poco tiempo, empezó a quejarse de un fuerte dolor en el pecho. Nos asustamos. Fuimos al médico. El dolor duraba y se hacía intenso. Más pruebas. Y al fin, como una explosión dolorosísima, la realidad: cáncer irreversible de pulmón con metástasis muy extendida.
De la exuberancia del sexo pasamos al cariño compartido y al acompañamiento en el dolor. Cada fibra de su cuerpo era para mí una caricia amorosa de dolor común. Creo que en mi alma yo sufrí todo el dolor de la enfermedad cebándose en su carne.
Deseo, ninguno. El cariño, el respeto a sus sufrimientos, el envolverla toda en mi ternura, no le permitía brotar, aunque yo supiera que estaba ahí agazapado en un rincón de mi amor.
¡Cuántos meses de sufrimiento y espera! ¡Qué serenidad la suya ante la muerte próxima y segura! Su único dolor, era el dolor que el suyo producía en mí. Del propio ni acordarse.
Seis meses después fuimos a enterrarla en el pequeño cementerio de Villaviciosa de Odón. Yo sé bien, Carlos, que el sexo fue una parte importante de mi amor por Pilar. Pero mi amor por ella, sin sexo ni deseos sexuales fue y es un amor auténtico, completo, pleno, humano, de pareja, de comunidad de amor entre los dos. Nunca sentí mi amor incompleto porque no hubiera sexo. Me hubiera parecido criminal despertar una pasión que ni yo podría satisfacer ni ella, agotada por la enfermedad, recibir.
No faltó nada ni ante mi persona, ni ante mis deseos, ni ante ella, ni ante los hombres ni ante Dios.
Ella estará siempre plenamente en mi amor y en mi corazón.Un saludo cordial, Agustín.
(Publicada en Catholic.ner por el Autor del Libro)
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17.- "Tu sexualidad vive conmigo"

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Mi Diario Reunión del veinte de septiembre de 2003.
Segunda parte del mismo tema.
A veces es y debe ser sexo o sexualidad en la pareja humana, pero siempre en el contexto del amor.

Carta a Agustín.

Aunque en el amor de la pareja humana la sexualidad tiene un lugar importante, en la esencia del amor humano no está la sexualidad. El amor esencialmente es siempre el mismo, “lo” mismo.
El amor a Dios y de Dios, el paternal, el maternal, el fraternal, el amical, de amigos, el amor a los enemigos, el al resto de toda la humanidad, a los animales y a la naturaleza no tienen o no deben tener ningún componente sexual. Y son amor y a veces amor con mayúscula.
Sólo en el amor de la pareja humana tiene un lugar adecuado y en ciertos momentos de la evolución de la pareja “privilegiado” su componente sexual.
Es una nota característica, debe estar para que sea amor, pero no es una parte de su esencia. Sin ella ya no sería amor, aceptando la evolución natural de la sexualidad humana hacia su amortiguamiento y casi o sin casi desaparición con la fuerza de la edad y la entrada en la ancianidad. La sexualidad humana nace, crece, vive, llega a la plenitud y decae y muere.
Porque la sexualidad va evolucionando con la vida de la pareja. Al principio, en la juventud, es ardiente, está a flor de piel y brota muchas veces espontáneamente y casi sin causa. Aunque en la mujer se despierte más lentamente que en el hombre, hay mujeres que son muy apasionadas y entran en clímax espontánea y muy rápidamente.
Luego viene un periodo de más tranquilidad, de más serenidad. Está ahí y muy viva pero se despierta solo cuando la pareja se encuentra en situaciones determinadas, generalmente provocadas por ellos mismos.
Se va distanciando con la edad y auque a veces parece casi desaparecer, como a veces ocurre con la mujer cuando llega a la menopausia, y que tiene hoy remedio terapéutico fácil, cosa que no ocurre en otras muchas que mantienen su libido en esplendor.
Al llegar a la ancianidad, término muy indeterminado hoy en día en el tiempo u edad, suele apaciguarse casi totalmente, aunque el hombre por lo general la conserva durante mayor tiempo.
Esta es una causa, no estrictamente necesaria, del porqué una pareja en la que él sea algo mayor que ella mantiene evolución sexual más armónicamente y más a la par.
EL AMOR AUN EN LA PAREJA HUMANA NO ES SOLO SEXUALIDAD. Es mucho más completo, más total, porque abarca la totalidad del alma, del espíritu, aún abarcando la totalidad del cuerpo y abarca cómo no, ese maravilloso don de Dios a la pareja humana que es la sexualidad.
Un abrazo fuerte, Agustín. Tengo también presente en mis oraciones a mi encantadora sobrina Pilar, no sé si para pedir o para agradecer, pues goza ya en la paz del Padre, esperándonos.
Carlos.

Reunión de grupo:
Claro que en la pareja humana y en el matrimonio cristiano, normalmente, debe haber sexualidad y potente sexualidad. Para eso lo hizo Dios, como fuente de unión y de procreación. Pero la sexualidad aunque es una nota característica del amor de pareja no está en la esencia del amor, de todo amor, ni siquiera del amor de pareja, y excepcionalmente por salud, enfermedad, edad, mutilación, puede desaparecer, disminuir o cambiar de formas y límites, de expresión y manifestaciones, de efervescencia y de apasionamiento. ¡Cómo deseo que retomemos el tema del segundo día de cursillos, “La sexualidad, signo y forma de la unión y de la fertilidad de la pareja humana”!
Pero aún nos queda la tira en el tema del amor para redondearlo y culminarlo.
Ten paciencia, Ana, que todo llegará a su hora y cuando nos venga mejor a la pareja y al grupo. Pero tengo verdadera curiosidad, que cotilla soy, por ver cómo piensan, no solo en el fondo sino sobre todo en “los ribetes”, Mónica, Isabela, María Chiara y Magdalena. ¡Qué rebuscaditas somos a veces las mujeres con nuestras propias amigas!


CONCLUSION DEL TEMA:
EL AMOR AUN EN LA PAREJA HUMANA NO ES SOLO SEXUALIDAD O PLACER.
“Quién no ama el placer no ama a su Creador. Quién abusa de él, tampoco”. Sentenció Carlos.
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18.- "Fernando no hace más que pedir y pedir"

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EL AMOR NO ES EGOISMO.

Mi Diario. Reunión del veintisiete de septiembre de 2003. Sábado.

EL AMOR NO ES "USAR" AL OTRO EN PROVECHO PROPIO.

Cuando estábamos ya todos, tras la Misa,

Carta de Yasmina.

Fernando no hace más que pedir. Quiere irme moldeando a él, a sus gustos, a sus deseos, a sus apetencias, a sus caprichos.
En el trato, en la convivencia, en el sexo, en las costumbres, en las diversiones, en fin, en la vida, en todos los aspectos de la vida.
Que si no me das lo que yo esperaba, que si no me casé para esto, que si de novia no eras así…
Y luego la letanía de sus lamentos: yo te doy, yo te hago, yo te mimo, yo te tengo en cuenta, yo me esfuerzo por ti y tú en cambio…
En casa, en la televisión son sus programas, en la cocina sus platos y gustos preferidos, con el retintín de así me lo hacía mi madre, (mi mamá dice él) en la ropa sus camisas de marcas, sus pantalones último modelo, sus zapatos de cabritillas, sus horas de descanso o siestas, tan sagradas, su armarito para sus cosas en el baño, su ducha primero, su café a tiempo con sus tostadas, su mantequilla y su mermelada, su zumo de naranja, para desayunar, que eso no se hacía así en casa de mi madre, que si ella lo hacía de otra manera, y añade creo que con mala idea, “mejor”.
En las diversiones sus películas, su cine, su futbito, su tabla, su surf, su playa, en la que hay olas, sus excursiones, sus restaurantes para cenar alguna vez que salimos…
En el sexo, sus posturas, sus caricias, porqué no me haces esto o aquello, a mi me da placer así… yo ya llegué a la eyaculación, tengo sueño… mucho sueño. Se da media vuelta y a dormir, mientras yo me quedo insatisfecha por falta de sus caricias agradecidas, sus palabras amorosas de ”qué feliz me haces”, “qué placer me das”, “te quiero” y “te quiero”, de su amor final.
Carlos, estoy harta, muy harta, completamente harta. Estoy hasta la mismísima coronilla por decirlo con palabras finas.
Voy a saltar. No puedo más. ¿Cómo el amor va a ser siempre recibir y recibir, exigir y exigir? ¿Cómo se puede olvidar de mí y creer que yo soy solo un objeto para darle placer, gusto y servidumbre?
Por favor, Carlos, échanos una mano, habla con él.
Un beso fuerte, Yasmina.

CONCLUSION:
EL AMOR NO ES USAR AL OTRO EN PROVECHO PROPIO.
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19.- "Asegurarse los garbanzos en la vejez"

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Mi Diario. Reunión del cuatro de octubre de 2003. Sábado.
Ampararse. Tender hacia el otro en provecho propio.

EL AMOR NO ES AMPARARSE EN EL OTRO

Carta:

De Merche.
“Asegurarme los garbanzos en mi vejez”
Un ampararse. “buscar en el otro sólo el provecho propio”.

Realmente mi novio, querido Carlos, es para mí como “un seguro de vida” en cuanto nos casemos. Por eso yo le meto, cautelosa y sigilosamente, prisa.
No pude estudiar, mis padres no tenían medios, no pude aprender un oficio, tuve que ayudar desde muy niña por ser la mayor a mi madre en mi casa, para ir atendiendo a la cada vez más abultada familia, mis hermanos más pequeños, llegaron a ser siete, conmigo ocho, siempre había pañales que cambiar, culitos que limpiar, biberones que dar, niños que dormir, no me pude buscar un trabajo mientras ellos vivían en casa y menos aún desde la muerte de mi madre, de cáncer de mama no detectada a tiempo.
Y así me encontré libre cuando mi última hermana salió de casa para el altar y poco después murió mi padre. Solo con su humilde pensión de albañil y la casa de protección oficial, por el Ayuntamiento, que reglamentariamente heredé.
Y de pronto apareció Alfonso, a mis treinta y muchos años. Viudo, con dos hijos casados ya, hijo e hija, un nieto de ella, y una gran soledad. Cuarenta y seis años, muy bien parecido y conservado.
No sé si estoy enamorada de él, interesada por él, o simplemente agradecida por haberse fijado en mí. Quererle, lo que se dice quererle, creo que no le quiero. Apareció en una Verbena en la plaza del pueblo, en Valsequillo, a la que me habían llevado casi a rastra mi hermana pequeña y su marido. Más tímido que una ardilla, me miraba y me miraba sin atreverse a sacarme a bailar. Tras un buen lingotazo, lo hizo. Bailamos casi en silencio y al segundo baile ya agarrados, por la música lenta, me dijo que era muy bonita y amable bailando con él. Que estaba muy solo, que era viudo y que sus hijos tenían sus vidas. Es simpático, amable y detallista conmigo. Detalles, flores, perfumes, bombones.
Te he de decir que no me dejó sentar en toda la noche. Me invitó mil veces, a refrescos y lo que quisiera, y al despedirnos me rogó casi de rodillas, al menos su voz lo estaba, que le diera mi teléfono y dirección y que si quería ir al cine, a tomar una copa o cualquier otra parte el viernes siguientes pues entre semana él hace turno de noche en la empresa en que trabaja de conductor de repartos, y entre semana no puede. Que se le haría la semana larguísima, y que si me podía llamar por teléfono a alguna hora sin molestarme. Vino al viernes siguiente a recogerme y sigue viniendo, puntual, muy limpio y aseado y de punta en blanco. El sí tiene ilusión por rehacer su vida afectiva, amorosa y creo que sexual pues aún es muy ardiente.
Mi conciencia me dice que me voy a jugar todo a una carta, que me ha tocado la lotería con él, a mi edad, que SI me caso ES “para ampararme”, para asegurar mis garbanzos y para tener una vejez acompañada y sin ahogos económicos, pero no por amor.
He decido correr en riesgo y casarme. La otra perspectiva, la otra situación de envejecer sola, sin nadie que me ampare y encima pobre, me horroriza. Sea bienvenido, Alfonso.
Y sea lo que sea, peor no puede ser.
Espero verte de nuevo en Cursillos pues hemos ido a apuntarnos tras hablar con el Párroco. Cómo se emocionó Don Joaquín cuando le presenté a Alfonso, mi novio y le dije que íbamos a casarnos. Ya era muy amigo de mis padres y los ayudó mucho, bendito sea él. Pregunté en el Centro de Preparación cuándo tenía Cursillo tu Grupo de Monitores y nos apuntamos en él.
Aún recuerdo mi primer Cursillo cuando a punto estuve de “escaparme” de casa amparada en el Matrimonio, aún no había cumplido los diecisiete años, dispensa del Obispado, casándome con Paco, que trabajaba en el Sur creo que era Metre de Hotel, y que me llevaba la friolera de l4 años de edad.
Dos días antes de la boda, con todo listo y preparado, misa, banquete, traje de novia viaje a la Península, a Madrid y Barcelona, entre otros lugares, un hermano mío, por casualidad fue al Sur a hacer unas gestiones y se lo encontró al "bueno de Paco" como le llamaban en mi casa, no sé si porque quería cargar conmigo, con una mujer, muy acarameladitos. Indagó pues no le vieron y se encontró que vivía con otra hacía seis años al menos, en un Apartamento del Sur. Vaya, vaya, vaya. Vaya con los hombres.
En fin te escribo, encontré tu dirección de cuando el Cursillo, para que te vayas preparando a oírme hablar de los hombres. De lo sinvergüenzas que son los hombres.
No quiero quedarme soltera. No quiero pasar una vejez vergonzante y vergonzosa por la pobreza y la soledad.
Alfonso es un buen hombre. ¿Otro buenazo como Paco? Espero que no sea así y espero aprender no sólo a quererle, sino a amarle, un poco al menos y a hacerle feliz.
Un beso fuerte, pues aún recuerdo como maravillosos aquellos días de Cursillo, esperando que te acuerdes de mí, aunque por lo guerrera será difícil que te hayas olvidado.
Merche.

CONCLUSION DEL TEMA:
EL AMOR NO ES AMPARARSE EN EL OTRO
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domingo, 15 de julio de 2007

20.- "Bailar con la más fea"

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Mi Diario a dieciocho de octubre de 2003. Sábado.
BODA de Isabela y Juan Carlos.
Cinco meses después del Cursillo.

Mi Diario 11 de noviembre de 2003. Sábado.
Aunque no hubo reunión del grupo, Elena nos entregó, con el permiso de los novios, esta preciosa carta de Carlos a Isabela y Juan Carlos con motivo del día de su Boda, para que la rumiáramos hasta nuestro próximo encuentro.

“Bailar con la más fea.”
BODA DE ISABELA Y JUAN CARLOS.

Querido Juan Carlos y mi muy querida Isabela:
Hace muchos años, demasiados quizás, conocí a otro Juan Carlos. Aún recuerdo, el día que le conocí cuando aún era un crío. Creo que se preparaba para la Confirmación, tendría catorce o quince años, y mi Párroco, Don Juan Ramírez, me pidió que fuera a darles una charla a su Parroquia, en Santa Brígida, sobre el Amor.
Llevaba un yérsey azul marino, creo, y se sentó en las primeras sillas. No se perdía palabra. Parece que se iba bebiendo, sorbiendo mi charla. Me hizo cien preguntas al terminar pero recuerdo, quizás por eso le recuerde, que me hizo una que no es frecuente entre los chicos tan jóvenes.
El amor ¿exige sacrificio? Si es tan hermoso y te llena tanto el corazón ¿porqué ha dicho que a veces hay que sacrificarse y mucho, para hacer crecer el amor?
No nos volvimos a ver pero mi Párroco, Don Juan, me entregó días después un pequeño sobre y en él iba una pequeña misiva suya.
Eran los años de las reuniones de chicos y chicas en casas de los padres y de los padres de los amigos, aún la chiquetería de doce años no iba a las discotecas, y me contaba sus “aventuras amorosas” y sus primeros escarceos con el sexo femenino. “Las niñas, las chicas,” como las llamaban entonces.
Había un párrafo en su carta, Juan Carlos, que aún recuerdo casi de memoria. Decía así:”En los guateques de los amigos y amigas que nos reunimos en la Urbanización, casi siempre en algún garaje habilitado para ello, y con las vueltecitas discretas de los padres de la niña de turno, dueños “del salón”, asomaban la cabeza, tenéis bastantes refrescos y bocadillos, y casi sin esperar respuestas desaparecían de nuevo, “ya habían fisgado el ambiente reinante”, en esos guateques, digo, siempre me toca bailar con la más fea.
La más feita se quedaba sentada muy derecha, como le decía su mamá que había que sentarse, o apoyada en la pared, mientras sus ojos se iban envidiosos tras sus amigas que bailaban como peonzas entre los brazos amorosos de los chavales más monos y conquistadores, y a veces también un poco pulpos. Toda emperifollada con su trajecito monisímo y bien bordado pero menos atractiva que un día de visita con tus padres a casa de unas tías solterones, besucones y melosas.
A fin me acercaba y la invitaba a bailar. Su boca era todo sonrisa y tenía que hacer lo indecible por darle a entender que bailaba a gusto con ella pero que yo estaba enamorado de otra. Me gusta “Isabela”, tu amiga, y me gusta bailar contigo porque eres su amiga y se lo dirás. Además seguro que le doy un poco de celos al bailar contigo y que creas que me intereso. Más era por no crear lazos de ilusión que por rechazo a una y atracción a otra.
Y así a veces un baile y otro y toda la noche. Procuraba ser ocurrente, no poner cara de aburrido y parecer que estaba como unas Pascuas.
Cuando me acostaba por la noche, pensaba que aunque yo no me hubiera divertido mucho, tampoco lo pasaba mal, alguien se dormiría feliz al no haberse visto rechazada toda la noche.”
Luego me contabas otras muchas cosas. Y dos preguntas. ¿Es esto el sacrificio que tú decías que a veces exige el amor al prójimo? El amor de amistad, pues no estaba nada enamorado de ella, ¿puede llevarte a fastidiarte tú un poco, a no bailar con Isabel cuando lo estabas deseando y a bailar con la más fea toda la noche? Y así terminaba la carta.
Le conteste que sí y que su amor, cariño y amistad por los de su panda y por los demás si era así con todos, era muy hermoso y que en el silencio de la renuncia, aceptada con alegría, puede haber mucha felicidad y puede quedar el alma muy llena.
No nos volvimos a ver. No supe nada más de él en la vorágine de tantas cosas siempre urgentes que hacer y de tantas personas esperando tu atención, tu amistad y tu ayuda o compresión.
Cuando entraste en el Cursillo y te sentaste en mi grupo no me di cuenta del parecido. Aquel niño que conocí, se habría convertido en un hombre, el catecúmeno en un novio, el novio en un esposo y el esposo en un padre de un hijo en edad de ser novio y esposo.
Pero cuando nos invitasteis a vuestra boda Isabel y tú, con tanto cariño, me di cuenta que los nombres de padre e hijo y de madre del novio y novia coincidían. Y como ya erais parte del grupo decidí ir, cosa que no suelo hacer por no contraer precedentes y tener que ir a todas, que me sería imposible.
Cuando llegó tu madre, Doña Isabel, y tú de su brazo, me di cuenta lo guapísima que era y es. Luego llegó Isabel, tu ya casi esposa, espigada, con su cara alargada y su mentón contorneado, estilosa, y vestida de blanco, yo que casi nunca me fijo en esas cosas para las que soy un desastre, “estaba muy guapa y elegante” y de ahí no paso, me fijé en cada detalle. Con el cariño que tú sabes le tengo y con la gran amistad que hemos llegado a tener en el grupo.
Tu padre, alto, metido en el “disfraz” de la ocasión, el chaqué, estaba elegantísimo y se le veía muy orgulloso de su mujer e hijo.
Bien, acorto. En el aperitivo del cóctel, antes de la cena en la que estuvimos juntos al resto de los matrimonios-novios del grupo, pude hablar un momento con tus padres. Salió a colación cómo os conocisteis Isabel y tú y los años que llevabais ya dentro de ambas familias el uno y el otro, pues erais novios desde los quince o dieciséis, y vecinos de la misma Urbanización en Santa Brígida. Luego compañeros de Colegio, los Jesuitas, y al fin de Universidad.
Y entonces tu madre dijo: Juan Carlos mi marido y yo también nos conocimos desde pequeños en la misma Urbanización. Íbamos a los mismos guateques juntos, las discotecas de entones, y Juan Carlos siempre bailaba “con la más feita.” Tanta bondad, tanta alegría, que desbordaba para que los demás fuéramos felices y lo pasáramos bien, me enamoró profundamente de él. El físico es muy atrayente, sobre todo cuando se es quinceañera, pero la bondad de corazón mucho más. Si Juan Carlos es capaz de hacer todo eso por sus amigos, qué no será capaz de hacer por su mujer y sus hijos.
Y añadí en voz alta: y así fue como Juan Carlos, sin buscarlo, aunque muy enamorado, consiguió a su Cenicienta, la más bella de la Urbanización, su Isabel. De ese niño, ya entonces muy hombre, guardo yo una carta de sus tiempos de catecumenado. Juan Carlos, te dije, la carta que yo guardo es de tu padre y voy a enmarcarla y a devolvérsela para que te la regale y siempre te mires en ella. Ahora sé de donde te viene tanta bondad, de tu padre. Ahora sé porqué buscaste a Isabel hasta encontrarla, igual de bella que tu madre. Por el ejemplo de tu padre. Ahora sé porqué valoras tanto el amor y la entrega. Por cómo lo valora tu cariñosa madre.
¡Cuán pequeño es el mundo a veces y qué abrazo nos dimos tu padre y yo, Juan Carlos, al saber cuantos años hacía que nos conocíamos, que éramos amigos y que en un pedazo de papel con letra de joven se había guardado tanta amistad y tanta generosidad!
Muy alto te ha puesto el listón tu querido padre, Juan Carlos. Pero yo sé que con la ayuda y el amor de Isabela, y el amor de nuestro Dios, tú lo pasaras e Isabela contigo.
Un abrazo fuerte para los dos.
Carlos.

Mi Diario a doce octubre de 2003.

Boda de Isabela y Juan Carlos.


Isabela iba preciosa. Como es alta y espigada, el traje de novia blanco le hacía todavía más “tiposa” y atractiva. Un peinado muy atrevido y un velo muy largo, para su altura, le hacía de espalda una figura casi mítica. Llevaba sobre su cabeza una corona de rosas blancas muy pequeñas y muy trenzadas a manera de un pequeño casquete que le hacia aún más alta si cabe.
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21.- "Coger el último tren"

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EL AMOR NO ES NECESIDAD.

Mi Diario a uno de noviembre de 2003.
Para no quedarse a vestir santos.

Mi Diario. REUNION del 18 de octubre de 2003.Sábado.

EL AMOR NO ES COGER EL ULTIMO TREN.

Mi querido Diario: copio, como siempre, las cartas que nos da Carlos y Elena fotocopiadas y que han ido recibiendo de muchas parejas a las que dieron el cursillo, son todas reales y lo único que se cambia son nombres, fechas, lugares y algunas características de los personajes, para que vayamos preparando el tema siguiente. Trataremos hoy como el amor debe ser espontáneo y natural. Cómo no se lo puede forzar y como no hay que aferrarse a él a la desesperada.


Carta de Carlos:
A Elvira.
“Coger el último tren.”
Para no quedarse a vestir santos.

Querida Elvira:
Recibí tu carta contándome “tus aventuras” amorosas como tu las llamas. Y me dices que a tus cuarenta y dos años vas, cueste lo cueste, a “coger el último tren”, y te casas con quien sea.
Que hayas tenido cuatro novios, que hayas convivido con dos de ellos, que tengas un niño de siete años y una niña de cinco, con el último de ellos, que antes hayas tenido relaciones íntimas, como tú las llamas, con el segundo novio, más alguna relación esporádica, -me hablas de un negrito o negrazo, japonés de adopción, durante tu estancia en Francia, y con un gigantón irlandés, aquel verano de las verdísimas praderas y los altísimos acantilados de mar bravía, quizás otros más o menos intensos, hace que estés a la vuelta de todo, y que pienses que si nada cuajó, por ellos, por ti o por ambos, ya es hora de afianzar la vida “tener", ¡ojo!, me dices “tener” algo estable y casarte con Lorenzo, al que eufemísticamente llamas “tu último tren”.
Tú, hasta ahora al menos, has entregado el fuerte de tu cuerpo a tu sexualidad y a tu placer antes de que alguien le haya “puesto sitio” o le haya sitiado el amor.
Has rendido el fuerte antes del asedio. Si lo rindes siempre así, te llamarán promiscua y Jesús, como a la Samaritana al brocal del pozo, te podrá decir:”Porque siete marido has tenido y con el que ahora vives no es marido tuyo”.
Sí, ya sé, había cariño, una complacencia afectuosa, un entenderse en lo que se desea, - lo que tú llamas energías positivas,- y otros llaman “que les va el rollo” al uno con el otro. Pero amor, amor, lo que se dice amor, el amor total entendido como entrega y servicio, es decir, buscar el bien del otro, y donación de la persona entera, alma y cuerpo, no. De eso casi ni idea. Pero es fácil. Se bautiza como amor nuestro egoísmo, nos engañamos aún sospechándolo, diciendo que amamos cuando casi sólo nos amamos a nosotros mismos, confundimos estar enamorados hasta los tuétanos con enamorarse, enamorisquearse o enamoriscarse, nos llamamos “muy enamoradizos”, sí, es que yo soy muy enamoradiza, me enamoro enseguida, y casi de un salto ya metemos al otro en nuestra cama justificándolo todo en que “lo quiero” y “lo necesito” y casi, -el casi lo he puesto yo,- nos casaremos. Y esto delante de nuestros hijos, que ya con siete y cinco años y lo que saben de los colegios, no se chupan el dedo. Pero en verdad, creo yo, has entregado el cuerpo, tu cuerpo a cambio de llenar tu sexualidad desbordada y tu desbocado deseo de placer. Te has buscado, todo lo más, placer por placer. Has comerciado. Has hecho comercio de tu sexualidad por su sexualidad. Te gusta verte y sentirte completamente desnuda para ser deseada completamente. El sexo a veces te posee posesivamente y tus ensoñaciones se desbocan en tu concupiscencia carnal. Y a todo ello, eufemísticamente, llamas amor.
El hombre, el ser humano, macho y hembra, hombre y mujer, han sido creados por Dios para vivir en pareja. No solos, en comunidad. No de trampa en trampa, permíteme que yo llame así a lo que tú llamas “aventuras amorosas”.
El estado natural del hombre es la pareja. Varón y varona los creó, dice el Génesis, cuando relata la creación del hombre.
Pero hoy dentro del destino universal de todo hombre, que es Dios, y de toda la creación, que es Cristo, cada ser tiene una “llamada”, un destino particular, una vocación. (De voceare, llamar.)
Hoy se habla de vocación al matrimonio, a la paternidad, como antes se hablaba de la vocación al sacerdocio o al celibato consagrado, virginidad consagrada, monjas, monjes, religiosos, religiosas, y hasta Institutos seculares.
Tú misma me dices que eres muy enamoradiza, caes en las redes de los hombres, fruto de tus excesos amorosos en tus enamoramientos repentinos, y que por tanto eres bastante inestable. Pasas de la euforia amorosa a las deserciones más absurdas. Como si el amor naciera y muriera en un solo día, en un instante. El amor es un proceso progresivo y creciente que nace de la atracción y del enamoramiento, y madura en el amor y estar enamorado, o regresivo y decreciente, cuando no se cuida ese amor ni se le alimenta y va derecho a su propia muerte.
Pero nunca, .nunca, son altibajos repentinos y sin otros motivos que el tener la regla, y por ello estar de mal humor, un enfado, u otra nimiedad parecida. Ni se pasa del amor a la indiferencia, al desprecio o al odio súbitamente, salvo en contadísimas ocasiones por motivos gravísimos y casi siempre revelados explosivamente.
Serénate. Deja que el tiempo vaya creando un cariño agradecido hacia Lorenzo y que el cariño agradecido y compartido cree amor. Y entonces, solo entonces, cásate.
Sólo el amor justifica y llama al matrimonio. Sólo el amor le da fuerza y permanencia. Sólo el amor le hace estable y maduro. Sólo el amor, sólo el amor. Sí, en Dios, que es el Amor. Con cariño, Carlos.

Reunión de grupo:
En la reunión utilizamos el método de ver, juzgar y actuar.

Ver: cómo son los personajes y cómo actúan.

Juzgar: qué nos parecen sus actuaciones desde un punto de vista objetivo y por qué obran así.

Actuar: si este fuera nuestro caso, cómo deberíamos actuar y si fuera de unos amigos o conocidos como podríamos ayudarle sin intrometernos ni ofenderles.

Los personajes y sus actuaciones:
Elvira:
Los otros novios:
Lorenzo, el último tren:

Cuales son las prioridades y sueños de Elvira y cual su moral o ética natural y cristiana.
Cómo piensan y viven “sus novios”.
Cómo es y piensa Lorenzo.

Qué haría o debía hacer yo si fuera Elvira (traducir a “hombre”)
Y si mi novio fuera Lorenzo.

CONCLUSION DEL TEMA:
EL AMOR NO ES COGER EL ULTIMO TREN.

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22.- "He de casarme. Pitusa está embarazada"

EL AMOR NO ES MIEDO AL QUE DIRAN.

Mi Diario a quince de noviembre de 2003.
"He de casarme. Pitusa está embarazada"

entrada.


Mi Diario. REUNION del uno de noviembre de 2003.

EL AMOR NO ES UNA CONSECUENCIA DE LOS HIJOS.


Carta de Rai.
“He de casarme. Pitusa está embarazada”
Una consecuencia de los hijos.

Carta de Rai a Carlos. (dada para preparar la reunión)

Pitu, Pitusa, como le llamamos todo el grupo, era y es una chica buena. La habían formado, casi interna, en un Colegio de Monjas en Palma Capital, cuya Madre Superiora era su tía, hermana de su padre, y de ahí a el catecumenado de Confirmación en la Parroquia, y de ahí a los Grupos de Vida y Acción Social. Era una activista cristiana mística y feliz.
En esos Grupos la conocí. Ibamos a todas partes juntos. Planeábamos todas las acciones juntos, desde sus dieciséis y mis diecisiete años. Su teléfono sonaba todas las noches para concretar “mañana” cuando habíamos estado toda la tarde juntos. Me era necesario antes de poderme dormir, decirle “buenas noches”.
Un día un amigo del grupo me dijo: Rai, eres tonto. Bueno me llamó “gili...”, Pitusa se muere por tus huesos. Está enamorada de ti hasta la médula. No ve sino por tus ojos. Y hay algunos buitres rondándola.
Aquella noche, tras las buenas noches, no pude dormir. Descubrí no sé si con espanto, con temor, con temblor, o con alegría y felicidad que yo también la amaba hasta lo más profundo de mis entrañas. La tarde siguiente fue horrible. Ella hablaba, planeaba, decidía y yo estaba callado y en Babia. ¿Qué te pasa, Raimundo? Cuando estabamos solos y quería darle un aire de confabulación e intimidad a la conversación me llamaba Raimundo y no Rai como todos. Nada, nada, le decía yo volviendo a la realidad desde mi abstracción enamorada. Nos despedimos como siempre con un beso en la mejilla en la puerta de su casa, yo la acompañaba siempre y ese paseo era una delicia, pero sentí en sus labios un calor y una presión mayor que los demás días. Un beso más fuerte.
¿Quizás ella había intuido algo en mis silencios? ¿Quizás me daba una señal o una pista para que hablara? ¿Quizás ella estaba descubriendo algo dentro de ella? Y aquella noche su teléfono no dejó de estar comunicando casi hasta las doce de la noche. Porque pasó su padre por la Sala y besándole en la frente le dijo: Pitusa, ¿todavía, aquí? Tengo que colgar, Raimundo.
Todo fue muy sencillo. El parte de actividades me lo dio sin inmutarse, como cada día.
Pero cuando yo le dije “Buenas noches” me preguntó. ¿Buenas noches, nada más? ¿No tienes que añadir algo como lo tengo que añadir yo?
Buenas noches, amor. Hubo un suspiro, una pequeña pausa, que me pareció una eternidad, un silencio comunicativo y elocuente, casi un grito, creo que para calmar su alocado corazón.
Sí, Raimundo. Buenas noches, mi amor.
Creí que el mundo ya no se movía. Que el tiempo se había parado. Que mi vida estaba empezando de nuevo. Sentí que la felicidad existía. E-XIS-TI-A. Estaba allí al otro lado del teléfono. Y nos disparamos los dos. Nos quitamos la palabra cien veces para decirnos todo lo que nos amábamos. Cómo habíamos podido vivir tanto tiempo estando ahí nuestro amor y nosotros sin saberlo. Todo lo que te diga, Carlos, es poco y nunca se parecerá a la realidad.
Los meses siguientes fueron “el cielo.” El beso de cada tarde-noche era un ritual de caricias, afectos y palabras amorosas. Yo sentía su amor en cada partícula de mi piel. Con el tiempo, de la confianza pasamos a la intimidad, de la intimidad a la intimidad más intima. Jugamos como dos niños sin experiencia y sin malicia, con amor, con pasión y con deseos desbordados y el camino se hizo cuesta abajo, ¿o cuesta arriba?, muy deprisa.
Nuestro cariño nos parecía o era tan limpio, que nada podía mancharlo y tan profundo, que no debía tener fronteras. Y casi sin pensarlo ni darnos cuenta desaparecieron las del cuerpo y las del sexo. Sin más precauciones que nuestra candidez, ingenuidad y limpieza. Cualquier precaución nos hubiera parecido torpeza y malicia.
Un día, muy asustada, me confesó que no había dormido en toda la noche. No le había venido la regla y ya se habían pasado cuatro o cinco días, a ella que era un reloj en la regularidad menstrual. Los días de rigor, nunca más ni menos.
Me salto el periodo de zozobras y de intranquilidad que vivimos aquellos días. El decírselo a su madre. El enterarse su padre. La decisión inquebrantable de Pitu de no abortar. El apoyo unánime de sus padres y familia. Los largos días de espera hasta el parto.
Pitusa no quiso casarse de ninguna manera. Se negó rotundamente. Acaso si ella y yo seguíamos deseándolo meses después de nacer el niño. Antes, no.
Sus padres no solo le apoyaron en su decisión sino que me liberaron completamente de la obligación de casarme con ella. No había nada que reparar ni que restituir ante nosotros mismos ni ante la sociedad. El embarazo fue un acto libre de los dos, y por tanto responsabilidad de los dos y nunca mía sólo. Mi futura suegra, si Dios quiere, me acogió como a un hijo sin reproche alguno.
El matrimonio, me dijo Pitu, NO ES UNA CONSECUENCIA DE haber tenido HIJOS, en una pareja que convivan, ni de un embarazo no deseado ni buscado. Es un deseo de la voluntad de vivir todos los días de la vida al lado de la persona amada, haya o no niños, para amarse mutuamente y compartir la vida. La maravillosa aventura de la vida. Añadió. El matrimonio es una decisión de dos, varón y mujer, y nadie sino solo ellos, jamás el hecho de tener hijos, pueden decidir. Y debe ser una decisión de amor. Solo de amor y de amor mutuo.
Que teníamos que esperar para ver si ese deseo y voluntad seguía vivo y firme tras venir el niño.
Terminaré. Nos casamos y somos muy felices los cuatro. Tras Asunción, como su abuela materna, ha llegado Salvador, como su abuelo paterno.
Un abrazo fuerte, Rai.

CONCLUSION DEL TEMA:
EL AMOR NO ES UNA CONSECUENCIA DE LOS HIJOS.

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