lunes, 16 de julio de 2007

11.- "Viaje de novios de María y Tomás"

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Mi Diario a quince de agosto de 2003.

Querido amigos todos:
Hemos aprovechado que aquí en esta maravillosa casa de playa hay un ordenador portátil que mi encantador y cariñoso suegro nos ha dejado para escribiros un rato poniéndoos al corriente de nuestras vidas apacibles y rebosantes de amor y felicidad.
Cuando os dejamos, el día cinco tras la Boda y la cena, y los mil bailes desde mi padre, Tomás, mis hermanos, primos, todos vosotros mis amigos del cursillo y mis otros amigos del tiempo del Colegio y de la Carrera en Madrid, más mis nuevos hermanos y primos por parte de Tomás, sentí que dejaba algo muy profundo atrás pero que se abría ante nosotros dos una nueva etapa ilusionante de la vida en que íbamos a compartir alma y cuerpo, cuerpo y alma. “Comunidad de vida y amor” como nos habían dicho en Cursillo según el vaticano II. Tomás ya tenía las dos maletas, suya y mía, en el coche y tras despedirnos de todos nos fuimos a la Costa de Bañaderos donde teníamos una suite encargada en “La Hacienda de Buen Suceso” para pasar la primera noche de casados juntos.
Nos habían mandado sus hermanos una botella de chamán riquísimo, los míos un ramo de flores en un jarrón precioso y el hotel no había puesto una cesta de todas las clases de frutas, espectacular y las copas de cava preparada sobre la mesita. Todo un detalle. Lo siento pero los otros detalles me da una vergüenza inmensa contarlos y creo que no son necesarios para deciros que vivimos el Sacramento en toda la intensidad de la entrega y la donación completa de cuerpo y alma, el placer en su altura más alta y humana, placer del cuerpo, la parte material de la criatura de Dios, y el gozo, gozo del alma, la parte espiritual e indivisa en vida con el cuerpo de la misma criatura de Dios, el gozo de compartirlo y vivirlo con la persona más amada del mundo.
Quedé dormida en sus brazos completamente entregada en donación por primera vez.
La mañana del día seis la pasamos después de despertarnos muy tarde desayunando en la piscina que es una delicia y dándonos un chapuzón. Comimos allí mismo, el restaurante es excelente, y tas una larga amorosa siesta, preparamos las maletas para irnos al aeropuerto y volar a Madrid. Mi hermana Cristina ya había quedado en recoger el coche del aeropuerto con la otra llave.
En Madrid pasamos el día siete y el mañana del ocho que volamos a Mallorca. Tuvimos una agradable y entrañable cena con todos mis amigos de la Carrera y los suyos de bachiller o carrera que viven en Madrid. Fue fantástico porque vimos a todos aquellos que por circunstancias no pudieron ir a la boda, más unos cuantos que tras ir y estar ya de vuelta se apuntaron también. Desde luego nuestros amigos son formidables y muy fieles.
Cuando llegamos a Mallorca estaba toda su familia esperándonos. Fuimos a comer después de comer su hermana Rocío, de la que soy muy amiga desde las vacaciones del año pasado antes de casarnos, que pase veinte días aquí con ellos, nos llevó a Bañalbufar a la casita de la playa, donde ya nos habían dejado un coche para que pudiéramos hacer excursiones. Desde luego piensan en todo. Piscina, playa, excursiones a playas, calas, salas de fiestas, restaurantes románticos, qué os voy a decir. Y visitas a sus tíos y primos, abuelos, en unas maravillosas cenas en la terraza del chalet de sus padres en Portal Nou, en las afueras de Palma, sobre el Mediterráneo que es una maravilla. Los abuelos por parte de su madre son muy mayores y no pudieron ir a la boda. Si encantador es l padre de Tomás. Raimundo, aunque todos le llaman Ramón, tan encantadora y acogedora es la madre, Nuria, que además nos reparó unas cenas riquísimas, a base de platos y postres mallorquines.
Desde luego son de un detalle que aterra. Todas las mañana encontrábamos en la mesita de la terraza de Bañalbufar unas ensaimadas y cocas mallorquinas para desayunar que nos dejaba un chico de la pastelería del pueblo a que le habían dado una llave del jardín “para que no molestara” llamando.
Cuando volvamos os contaré otros mil detalles y el resto del viaje.
Mañana, treinta y uno, salimos para América del Sur, vía Barcelona, Argentina, La Pampa. La Patagonia, el hielo continuo, el majestuoso glaciar de Perito Moreno, la ciudad de Ushuasia, la más austral del mundo, el norte de Argentina y todo Chile, Las cataratas del Niágara y la selva brasileña, Río de Janeiro, dos días en Miami y tres en Nueva York, los rascacielos y la arquitectura, la Biblia en pasta y la locura. Pero Tomás dice que o lo vemos ahora, que estamos los dos libres, o nunca, pues piensa “cargarse” como dice él de hijos muy pronto, de hijos de Dios, me dice con orgullo. Cuando volvamos nos reuniremos una tarde en “nuestra casa”, ¡qué bien sueña, “nuestra casa”!, ¡qué ilusión “nuestro hogar”!, y os enseñaremos los miles de fotos y películas que hemos tomado, contándoos con detalles como lo hemos pasado. Por carta tendría que estar escribiéndoos toda la noche al menos.
Mil besos María y Tomás.
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