lunes, 16 de julio de 2007

01.- "Excursión a La Aldea. Feliz en el amor"

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01.- "En el rescoldo cálido de mi corazón"

EL AMOR NO ES:
01.- UN SENTIMIENTO.

Mi Diario a veintisiete de junio de 2003.-Viernes.
El amor no es un sentimiento agradable aunque le acompañe casi siempre. “Excursión a La Aldea.”
Feliz en el amor. ¿El amor es un sentimiento?

Hoy antes de dormirme quisiera, amado diario, confiarte lo feliz que me hace José Carlos. Hemos cogido el coche y los dos solos nos hemos ido casi sin rumbo por las carreteras de Las Cumbres.
Habíamos ido a bañarnos en La Aldea, hermosísima playa, toda al fondo de piedras, y para volver cogimos “un camino de cabras” que termina en Tejeda. Nunca pensé que la Isla tuviera lugares tan hermosos. Los reflejos del sol al atardecer iluminando los altos farallones mientras ya casi anochecían en la empinadísima y tortuosa cuesta. ¡Qué paisaje tan impresionante! ¡Qué montes cortados a pico en doscientos o trescientos metros llenos de recovecos y picachos menores! ¡Qué caída sobre el profundo y estrecho valle, retorcido, angosto, casi cerrándose en sí mismo! En un recodo sobre una pequeña presa, donde se agrandaba un poco la carretera, a veces asfaltada, a veces de piedras y tierra, como una mala e infame pista, rota por la erosión y las lluvias, nos paramos para hacer una pausa y estirar un poco las piernas.
¡Las largas y flacas piernas de José Carlos y mis hermosas y redondeadas pantorrillas!
Cogidos de la mano caminamos un trozo del camino cuesta arriba, para que luego fuera más fácil el bajarlo, hasta llegar a un peñasco que sobresalía sobre el profundo valle, daba miedo, cortado a pico, y allí sentarnos uno muy junto al otro.
Sentí el calor de su mano, la suave presión del “te quiero”, “te quiero”, “te quiero”, tres veces como siempre, y dejé caer mi cabeza sobre su hombro, tranquila, feliz, llena.
Sí, llena de su amor, de su cariño, de su ternura.
No sé si soy muy omántica pero sentí una ola de mi cariño, mi amor y mi ternura por él que me subía por todo el cuerpo. Y dice Carlos que el amor no es un sentimiento. Y mi cuerpo, mi alma y toda mi sensibilidad se encendieron, se incendió en afecto. No, no era la pasión carnal ni la atracción sexual que otras veces ha nacido en mis entrañas cuando hemos estado muy acaramelados, no. Era sensualidad sensible, limpia y confortable, instalada en todas las partículas de mi piel. Sentía, sentía mi amor a él, a mi José Carlos, con una dulzura inefable y un calor ardiente. Mi amor sí es un puro sentimiento. Un sentimiento casi de intensidad infinita. Que me llena el corazón y me produce una alegría tranquila y sosegada. Sí, Carlos, es un sentimiento.
¡Cómo deseo que pasen estos tres meses para decirle “sí, quiero” y compartir las veinticuatro horas con él! Juntos. Juntos. Muy juntos.
Es viernes y quisiéramos ir a El Madroñal mañana, antes de las siete para oír la Misa de Don Matías y ver a las parejas que vayan. Nos apetece un montón. Un beso querido diario. Mil besos para José Carlos. ¡Buenas noches, amor!
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