lunes, 16 de julio de 2007

19.- "Asegurarse los garbanzos en la vejez"

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Mi Diario. Reunión del cuatro de octubre de 2003. Sábado.
Ampararse. Tender hacia el otro en provecho propio.

EL AMOR NO ES AMPARARSE EN EL OTRO

Carta:

De Merche.
“Asegurarme los garbanzos en mi vejez”
Un ampararse. “buscar en el otro sólo el provecho propio”.

Realmente mi novio, querido Carlos, es para mí como “un seguro de vida” en cuanto nos casemos. Por eso yo le meto, cautelosa y sigilosamente, prisa.
No pude estudiar, mis padres no tenían medios, no pude aprender un oficio, tuve que ayudar desde muy niña por ser la mayor a mi madre en mi casa, para ir atendiendo a la cada vez más abultada familia, mis hermanos más pequeños, llegaron a ser siete, conmigo ocho, siempre había pañales que cambiar, culitos que limpiar, biberones que dar, niños que dormir, no me pude buscar un trabajo mientras ellos vivían en casa y menos aún desde la muerte de mi madre, de cáncer de mama no detectada a tiempo.
Y así me encontré libre cuando mi última hermana salió de casa para el altar y poco después murió mi padre. Solo con su humilde pensión de albañil y la casa de protección oficial, por el Ayuntamiento, que reglamentariamente heredé.
Y de pronto apareció Alfonso, a mis treinta y muchos años. Viudo, con dos hijos casados ya, hijo e hija, un nieto de ella, y una gran soledad. Cuarenta y seis años, muy bien parecido y conservado.
No sé si estoy enamorada de él, interesada por él, o simplemente agradecida por haberse fijado en mí. Quererle, lo que se dice quererle, creo que no le quiero. Apareció en una Verbena en la plaza del pueblo, en Valsequillo, a la que me habían llevado casi a rastra mi hermana pequeña y su marido. Más tímido que una ardilla, me miraba y me miraba sin atreverse a sacarme a bailar. Tras un buen lingotazo, lo hizo. Bailamos casi en silencio y al segundo baile ya agarrados, por la música lenta, me dijo que era muy bonita y amable bailando con él. Que estaba muy solo, que era viudo y que sus hijos tenían sus vidas. Es simpático, amable y detallista conmigo. Detalles, flores, perfumes, bombones.
Te he de decir que no me dejó sentar en toda la noche. Me invitó mil veces, a refrescos y lo que quisiera, y al despedirnos me rogó casi de rodillas, al menos su voz lo estaba, que le diera mi teléfono y dirección y que si quería ir al cine, a tomar una copa o cualquier otra parte el viernes siguientes pues entre semana él hace turno de noche en la empresa en que trabaja de conductor de repartos, y entre semana no puede. Que se le haría la semana larguísima, y que si me podía llamar por teléfono a alguna hora sin molestarme. Vino al viernes siguiente a recogerme y sigue viniendo, puntual, muy limpio y aseado y de punta en blanco. El sí tiene ilusión por rehacer su vida afectiva, amorosa y creo que sexual pues aún es muy ardiente.
Mi conciencia me dice que me voy a jugar todo a una carta, que me ha tocado la lotería con él, a mi edad, que SI me caso ES “para ampararme”, para asegurar mis garbanzos y para tener una vejez acompañada y sin ahogos económicos, pero no por amor.
He decido correr en riesgo y casarme. La otra perspectiva, la otra situación de envejecer sola, sin nadie que me ampare y encima pobre, me horroriza. Sea bienvenido, Alfonso.
Y sea lo que sea, peor no puede ser.
Espero verte de nuevo en Cursillos pues hemos ido a apuntarnos tras hablar con el Párroco. Cómo se emocionó Don Joaquín cuando le presenté a Alfonso, mi novio y le dije que íbamos a casarnos. Ya era muy amigo de mis padres y los ayudó mucho, bendito sea él. Pregunté en el Centro de Preparación cuándo tenía Cursillo tu Grupo de Monitores y nos apuntamos en él.
Aún recuerdo mi primer Cursillo cuando a punto estuve de “escaparme” de casa amparada en el Matrimonio, aún no había cumplido los diecisiete años, dispensa del Obispado, casándome con Paco, que trabajaba en el Sur creo que era Metre de Hotel, y que me llevaba la friolera de l4 años de edad.
Dos días antes de la boda, con todo listo y preparado, misa, banquete, traje de novia viaje a la Península, a Madrid y Barcelona, entre otros lugares, un hermano mío, por casualidad fue al Sur a hacer unas gestiones y se lo encontró al "bueno de Paco" como le llamaban en mi casa, no sé si porque quería cargar conmigo, con una mujer, muy acarameladitos. Indagó pues no le vieron y se encontró que vivía con otra hacía seis años al menos, en un Apartamento del Sur. Vaya, vaya, vaya. Vaya con los hombres.
En fin te escribo, encontré tu dirección de cuando el Cursillo, para que te vayas preparando a oírme hablar de los hombres. De lo sinvergüenzas que son los hombres.
No quiero quedarme soltera. No quiero pasar una vejez vergonzante y vergonzosa por la pobreza y la soledad.
Alfonso es un buen hombre. ¿Otro buenazo como Paco? Espero que no sea así y espero aprender no sólo a quererle, sino a amarle, un poco al menos y a hacerle feliz.
Un beso fuerte, pues aún recuerdo como maravillosos aquellos días de Cursillo, esperando que te acuerdes de mí, aunque por lo guerrera será difícil que te hayas olvidado.
Merche.

CONCLUSION DEL TEMA:
EL AMOR NO ES AMPARARSE EN EL OTRO
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